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Las palabras de Juan Villoro

Los periodistas que hacemos información cultural vamos de congreso en congreso, de presentación en presentación, casi siempre al ritmo que marcan los dictados de la industria, y las grandes campañas de marketing. El número de micrófonos que atiende el protagonista del ‘evento’ suele ser directamente proporcional a su carácter mediático. En otras, se trata de un personaje de prestigio, de un creador de verdad, al que nos vemos obligados a frenar en la puerta y someterle a un interrogatorio improvisado y muchas veces superficial –las circunstancias obligan– para que el ritmo de los acontecimientos se acompase con el del trabajo en los medios.
Hay quienes lo hacen con gusto. Hay quienes disimulan con educación el reparo que les produce el asalto. Hay quienes no lo disimulan y responden con ese gesto de desprecio que quiere decir «sé perfectamente que no sabes quién soy y lo que es peor, que no te importa» y, desgraciadamente a veces no les falta razón. Hay quienes se hacen los duros porque creen que así subirá su cotización.
Pero ocurre a veces que, en tan desfavorables circunstancias, se descubre a alguien que no sólo tiene algo que decir, sino que lo hace con naturalidad, con exactitud, sin prisa, sin eludir las preguntas, sin cuestionarse el momento, con respeto por el trabajo ajeno. Con absoluta educación.
Ocurrió en la inauguración del congreso de la Asociación de Estudios Literarios Hispanoamericanos. Y el que motiva este comentario es el escritor mexicano Juan Villoro. En la improvisada y breve rueda de prensa que mantuvimos con él en el vestíbulo de la sala Miguel Delibes del Calderón se habló de política y literatura. De la delicada situación por la que atraviesa su país y de la idea de ‘frontera’ en El Quijote. Y, aunque todo sucedía a gran velocidad, pudimos advertir que nos encontrábamos ante uno de esos casos de dominio de la oralidad que no siempre va unido al de la escritura.
Lo que prometía se cumplió en su conferencia inaugural, que unió amenidad con altura intelectual a través de un tema tan grande como el encuentro con el ‘otro’ y la posibilidad del conocimiento real de una cultura ajena a nosotros. Con esa carga tan nutritiva que tienen las palabras dichas en español dichas con el acento de la otra orilla.
No he leído a Juan Villoro, en parte por mi prevención hacia la novela, que sólo me hace acercarme a aquéllas a las que el trabajo o la amistad me ‘obligan’, pero buscaré un hueco para las de este escritor que durante su conferencia habló con tanto conocimiento de causa de un colega ya desaparecido: el escritor argentino Juan José Saer. Es un placer oír hablar a un escritor de otro en los términos en los que lo hizo Villoro.
Por cierto, el autor de ?Efectos personales? tiene una nueva cita en la región. Será el viernes en Segovia, en el transcurso del Hay Festival. Conversará con Ian McEwan. El asunto promete.

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Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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