>

Blogs

…Y ahora también de género

Siempre he pensado que los campos de fútbol son lugares donde la violencia tiene una visa especial. Y no me refiero solo a esos casos en los que se enciende una mecha y la agresividad entre hinchadas explota en tragedia, llevando la noticia al primer plano informativo. O a las batallas campales en los aledaños de los estadios –esa especie de templos laicos con sus propios rituales y reglas internas– como la que recientemente se vivió en las proximidades del Calderón en Madrid.

Insultos racistas, agresiones a los árbitros, lanzamiento de objetos contra los jugadores… son artículos de un catálogo plenamente vigente porque parece que no interesa de verdad acabar de una vez por todas con este comportamiento, aún más grave si se tiene en cuenta que lo que se practica en esos campos es deporte. Y que los sujetos que luchan por el balón son a menudo referente para los jóvenes.

Pongamos la dureza de algunas entradas que acaban en lesiones graves, truncando o, en el mejor de los casos, dificultando el futuro de un deportista. (De los mordiscos y otras modalidades de la rabia de algunos jugadores que lo siguen siendo, mejor ni hablar). He oído muchas veces justificar el jeugo duro, con frases dignas de enmarcarse: “Es que es un deprote de contacto” Ahhhh!!! Vale. Solo les falta decir que es un juego de machotes. O ya lo han dicho, me temo.

Lo que nos faltaba por ver era apología de violencia de género en los estadios. En plan masivo, quiero decir. Y ya lo hemos visto.Fue en el estadio del Betis, en el que un sector (por cierto numeroso) de seguidores del equipo sevillano para vergüenza del resto de los aficionados jaleaban al delantero de su equipo Rubén Castro, para el que el fiscal pide dos años y un mes de cárcel por cuatro delitos de maltrato y otro de amenazas contra su ex novia. Había que animarle y ahí estaban los ultras para dejar alto el pabellón: “Rubén Castro alé, Rubén Castro alé, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien”. Porque hay sujetos que no solo tienen la capacidad de distinguir qué mujer es una puta o no, sino que una vez decidido este extremo dejan claro que las que ellos consideran putas, merecen maltrato.

Lo lamentable es que, según las informaciones de diarios deportivos, los gritos se han repetido en dos partidos consecutivos. Y que los responsables de la Liga no oyeron nada denunciable tras el primer episodio. La Fiscalía de momento abrió investigación de oficio, y la Comisión Estatal contra la Violencia se ha puesto por fin las pilas y ha propuesto el cierre parcial del Estadio Benito Villamarín. Veremos en qué queda todo, pero ¿no d a la sensación de que comparado con la paliza que hay que aguantar cada vez que le duele el meñique a Ronaldo o Messi tiene un problema estomacal, qué poco ruido está haciendo el tema? Será porque ellos son hombres. ¡Y además futbolistas! Hay que mantener el negocio como sea. Avanza mucho este país.

(Publicado en la columna de opinión ‘Días nublados’ de la edición impresa de El Norte de Castilla el 26 de febrero de 2015

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


febrero 2015
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
232425262728