Cada vez que escucho o leo eso de que alguien ha salido del armario me entra un remusguillo en el estómago.
No sé por qué tiene que ser tan traumático no para el/la que sale, si no para los que se rasgan las vestiduras por eso.
Creo que aún estamos no preparados para saber que el amor tiene muchos caminos aunque para muchos sólo hay uno, el de toda la vida, inamovibles…
Afortunadamente ya van cambiando las cosas, pero es normal aún escuchar las bromas o chistes de mal gusto normalmente sobre el tema y hacer daño sin despeinarse es lo más triste.
Supongo que para estas personas no será fácil decir al mundo su condición sexual sobre todo cuando nadie lo sospecha.
La libertad de cada cual debería ser sagrada en todos los ámbitos, de expresión, de movilidad, de elegir los amigos o las personas con las que quieres compartir tu vida, sea o no del mismo sexo.
Pero esa libertad es atacada en el ámbito de estas personas en muchos casos, esas miradas maliciosas, de reojo, el comentario que surge de soslayo…la sonrisita hipócrita, que cuando la veo en alguien me dan ganas de borrársela a quien la lleva puesta porque piensa que la perfección es su mundo heterosexual.
Muchos sepulcros blanqueados sueltos por un mundo donde parece que el corazón de gays y lesbianas no es igual que el de los demás, donde parece que la sangre no corre igual por sus venas y que sus dolores, alegrías, sentimientos no tienen el mismo valor. ¡Hay que ver!
Estamos dispuestos a tirar la primera piedra sin pensar en que si esa piedra tuviera efecto boomerang cuantas sorpresas nos llevaríamos…
Estoy encantada y me siento honrada de conocer a gente con un gran corazón que ha salido del armario donde nunca debiera haber estado metida sólo por la incomprensión de seres humanos que no ven más allá de sus narices.
Saludos blogueros.