“Mismos electores, misma política social, luego entre ambos dos intentarán sorpasar al PSOE en las próximas elecciones”. Aunque a la mayoría le siga sonando raro, una frase así de rara se podrá oír en la radio o leer en el periódico cualquier día de estos. Se refiere al anuncio del acuerdo entre Podemos e IU, y su “traducción” al castellano de toda la vida sería más o menos: “Los mismos electores, la misma política social, luego entre los dos intentarán sobrepasar al PSOE en las próximas elecciones”. La diferencia entre ambas frases depende del emisor: la primera corresponde a un moderno ultracorrecto pleonástico y la segunda, a una persona corriente y moliente. Lo de “mismos” sin el artículo delante es típico de los presentadores de cadenas privadas, los mismos que al terminar los informativos nos ordenan de manera imperativa (aunque, al no ser muy duchos en gramática, no se den cuenta de que están utilizando el imperativo): “pasen buena tarde”, en vez de decir “que pasen buena tarde”, con un subjuntivo que no implica obligación, sino deseo, porque eso de pasarlo bien depende más de los dioses que de nuestra voluntad. Lo de “ambos dos” es un pleonasmo que comenzó a decir un pedante hace ya algunos años y se ha generalizado sin explicación posible. No es correcto, por mucho que se empeñen quienes acuñan la expresión. Es “ambos” o son “los dos”, pero nunca “ambos dos”. Los redichos que lo repiten, si estudiaron el bachillerato de las dos reválidas, podrán aducir que en castellano antiguo existía la expresión “ambos a dos”, pero “ambos a dos” quería decir “ambos al mismo tiempo”, y en cualquier caso sería un arcaísmo que no tiene sentido resucitar. Lo del “sorpasso” sí que tiene bemoles, porque ya no se utiliza solo el sustantivo “sorpasso”, que suena a licencia comercial italiana de postín, sino que se conjuga también el verbo “sorpasar”, tras adelantar al “sobrepasar” de siempre, sobrepasado por una situación imposible de prever hace cuatro meses. Como tampoco se preveía hace cuatro meses el “Pacto de los botellines”. Yo me alegro, pero no porque sobrepasen a nadie, sino porque sus protagonistas parecen gente de carne y hueso, con sus defectos y con sus pasiones humanas. Lo que no veo nada claro es la teatralidad del gesto. Veo la misma teatralidad en los otros políticos, con la única diferencia de que son peores actores. La prueba es que en la foto de los botellines parece que se están bebiendo una botella de verdad, y que les está sabiendo riquísima. En cambio, cuando veo a Rivera y a Sánchez pienso en dos encargados de planta del Corte Inglés, igual de sonrientes y trajeados, con discursos y programas intercambiables. De Rajoy no digo nada, porque ya saben lo poco que le gusta molestarse en aprender un papel, por eso no actúa nada más que en muy contadas ocasiones y siempre con la misma obra en cartel. Viéndoles a todos, menos a los que beben en botella, me pregunto si no estaremos asistiendo al Show de Truman, aquella película en que se retrasmitía en directo la vida fingida de un personaje. ¿Hay alguien que no finja? Los que sí viven de verdad son los refugiados-expulsados-vendidos y finalmente deportados a Turquía. La muerte nos se finge, y tantos ataúdes no caben en la escena. Ante tanto dolor, ya solo queda confiar en que los del sorpasso nos den una sorpresa y actúen como seres humanos auténticos. Yo, desde luego, lo celebraría.