Oigo en la radio el comentario de una oyente que es profesora. Sus alumnos le escriben un mensaje de felicitación de cumpleaños que termina diciendo: “ojalamos que tengas un feliz día”. “Ojalamos” es la primera persona del plural del presente de indicativo de “ojalar”, un verbo creado por dichos alumnos a partir de “ojalá”. ¿Qué les parece? Y como “ojalá” quiere decir “quiera Dios”, pues estos chicos han devuelto a la expresión su significado primigenio: tanto Dios como nosotros mismos deseamos que pases un día muy feliz. Seguro que Alá lo corrobora. La creatividad lingüística actúa de esta guisa, si no que le pregunten a Chomsky, el padre de la Lingüística generativa, que seguro que me daba la razón. Muchas veces las meteduras de pata contribuyen a la creatividad lingüística, así fue creando Chiquito de la Calzada su propio lenguaje, como Cantinflas creó el suyo, y como todos los grandes cómicos que lo han sido. Un ejemplo de reciente metedura de pata no tan creativa lo tenemos en la confusión entre “peripatético” y “patético”, tal como salió de los labios de Rafael Hernando, para referirse a Puigdemont. Si lo hubiera dicho Chiquito de la Calzada nos hubiéramos muerto de risa, ¿te das cuen? pero lo dijo Hernando, un payaso de tercera fila ¡Filtro pecadorrr! Porque la gracia de Chiquito no venía solo de sus chistes, sino también de sus gestos y paseos constantes por el escenario, interrumpidos por las posturas más cómicas. En eso era realmente peripatético, en el verdadero sentido de la palabra, como los discípulos de Aristóteles, que recibieron ese nombre porque no paraban de filosofar mientras paseaban. ¿Te das cuen? ¡Ay. Chiquito!,¿cómo hubieras pronunciado el “indiciariamente” que oímos, perplejos, al director de la investigación de la trama Gürtell, el inspector jefe de la UDEF, en la Comisión del Congreso de los Diputados?. Sí, “indiciariamente”, tal como lo oyen, así se las gasta el lenguaje jurídico. El máximo responsable de la investigación policial parecía no tener pelos en la lengua cuando declaró a la trama Gürtell como “corrupción en estado puro”, pero cuando le preguntaron si los máximos dirigentes del PP habían recibido sobresueldos en negro, pareció asustarse de lo que iba a decir. Por ejemplo: “¿El señor Rajoy recibió sobresueldos en negro? Indiciariamente sí”, declaró. ¿Qué había dicho? ¿Sí o no? Indiciariamente sí, eso fue lo que dijo. Lo mismo podría haberle contestado el peripatético Puigdemónt a Rajoy cuando le preguntó por carta si había declarado la República Catalana o no la había declarado: “indiciariamente sí o no”. ¿Te da cuen? Indiciariamente sí, Indiciariamente sí, indiciariamente sí. Lo repitió tres veces en el Parlamento. Y a pesar de lo cómico de la escena, no hubo un solo parlamentario que soltara la carcajada. ¡Filtros pecadorrr! ¿Qué querría decir la palabreja? Chiquito, el Chiquito de la meretérica Guardia Civil lo hubiera resuelto a su manera genial, con un paseíllo por la escena: “Indecentemente, sí”, ¿te da cuen?, derivando no de “indicio” sino de “indecencia”.
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