>

Blogs

Pásame el mando

Pásame el mando

Doctor Who. The Angels take Manhattan, un adiós a lo Romeo y Julieta

Llevaban tanto tiempo anunciándonos el final. Hasta Moffat había prometido que sería algo muy emotivo, lacrimógeno, triste… y lo ha sido, pero, personalmente ha habido despedidas mucho más emocionantes. Eso sí, el título ‘The Angels take Manhattan‘ ya prometía porque la vuelta de uno de esos aliens míticos de Moffat que ocupan mis pesadillas -más que el Silencio- era ingrediente de sobra para despertar mi curiosidad. Los ‘Ángeles’, esos extraterrestres de piedra que no se pueden mover mientras los miras pero que un parpadeo te tocan y te mandan siglos atrás en el tiempo para perder todo lo que tienes, una manera de enterrarte sin matar.

Continuar leyendo

En este 7×05 el Doctor, Amy y Rory están en Central Park y como quién no quiere la cosa, el Doctor lee un libro, una novela negra que tiene como protagonista a una mujer, una detective. Tardan poco en darse cuenta de que el libro no es normal y que es una guía a través del tiempo, una pista de River Song. Este es el punto de partida y la excusa para Moffat de esos bucles que tanto le gustan, de esas ‘trampas’ tan difíciles de entender la primera vez que lo ves de ese eterno debate que siempre planea sobre ‘Doctor Who’, ¿se puede cambiar el futuro que ya está escrito -además en esta ocasión- literalmente?

No pueden leer el libro, no pueden seguir leyendo, pero el titulo de los capítulos le da la pista al Doctor ‘La última caída de Amelia’. Cuando llegan al edificio tomado por los Ángeles, ese que han creado estos aliens con sus desajustes temporales y ven a Rory morir de viejo, postrado en una cama después de pasar décadas en una habitación, todo se centra en reescribir el futuro, para eso hace falta reescribir el presente. Eso hacen los Pond lanzándose por la azotea ante la atenta mirada de la Estatua de la Libertad, ese Ángel gigante, genial idea.

Rory ya no podrá morir solo en la cama así que todo se reescribe y ellos vuelven al punto de partida: el cementerio. Allí uno de los aliens supervivientes toca a Rory y le envía a los años treinta de nuevo, Amy, sin Rory decide ir detrás de él y para eso su única oportunidad, remota, eso sí, es dejarse tocar por el Ángel. Inmediatamente al lado del nombre de Rory en la lápida sale el de su mujer, fallecida unos años después que las de su esposa (él a los 84 y ella a los 87), una vida larga, los dos juntos, a través del tiempo. Reescribieron el futuro, él ya no murió solo, el objetivo está conseguido.


Su final no podía ser de otra manera, un bucle y ni el tiempo conseguirá separarlos. Si nunca lo ha hecho, ¿por qué ahora sí? Queda claro que los companion no mueren, sería demasiado triste, pero las alternativas tampoco son la panacea. La despedida de Rose -la más triste, para mi gusto, de lejos-, después fue Martha y su renuncia voluntaria  sus ganas de alejarse del Doctor, después fue Donna, desmemoriada, sin poder recordar el Universo que había conocido y al fin Amelia, la chica que esperó, acompañada de su novio y futuro marido que pasó del pringado que iba detrás a ser una pieza fundamental en las vidas del Doctor y sobre todo de Amy.

La relación entre Amy y Rory es uno de esos amores a prueba de bombas, de vacíos temporales, de bucles en el tiempo, de fines del mundo y de crisis normales. Rory murió y volvió reconvertido en Centurión, un romano que esperó más de dos mil años al lado de una caja en la que estaba su mujer que salvaría al mundo gracias a la grieta en la pared.

Este capítulo ha sido lo que en la jerga televisiva y seriéfila se llama una mid-season finale. Es decir, el fnal a mitad de temporada, el cierre del ciclo que sirve para dar paso, en este caso, al capítulo especial de Navidad del que se puede ver un pequeño adelanto -companion nueva incluida- después de los créditos.

Temas

Besa mi brillante culo metálico.- Bender (Futurama)

Sobre el autor


octubre 2012
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031