El comportamiento humano goza de una garantía de la que carece cualquier otro espectáculo: la diversión esperpéntica. El pasado fin de semana se libró una batalla para ver quién se quedaba con la silla de Sevilla. Hubo un punto en que podrían haber votado a Felipe González, un buhonero que no se presentaba. En su lugar, la masa socialista optó por el segundón de los gobiernos socialistas, en un acto de masoquismo que algún día estudiará la Ciencia Política, refrendando abrumadoramente una nueva ejecutiva federal excluyente. Autoflagelación ante la inconsistencia personal que irradia Carme Chacón, quien a pesar de perder por dos puntos todavía aspira a la segunda vuelta en las primarias presidenciales. Rubalcaba persigue coronar el éxito social que describió Maslow en su pirámide. Lo ha sido todo a lo largo de su carrera y ahora anhela redondearla.
Pero en Sevilla se produjo un hecho incontestable: Rubalcaba se burló de sus compañeros delante de sus narices. Se le calentó la boca con términos tales como integración, concitar las sensibilidades diferentes en su proyecto, conciliar y de nuevo integrar, que nadie sobra, que todos sois necesarios… Ya saben, gesticulando de un lado a otro, a su estilo. Y una vez elegido, una vez metido, nada de lo prometido. Conformó una ejecutiva federal con una talib dura y fiel, Elena Valenciano, y un perdedor vocacional tiralevitas como Óscar López al frente del núcleo de esa célula, en la que la vertiente chaconista tan solo está representada por José Antonio Griñán como presidente, en el papel de don nadie. Es decir, se ha instaurado un régimen a lo cañí que recuerda al ejecutado por Robespierre contra los girondinos en Francia. España necesita una alternativa sólida para no convertirse en el México del PRI, y este PSOE atormenta. Pero siempre irrumpe alguien que provoca la carcajada, desatado por la resaca. Patxi López, el lehendakari, desmintió que su entrada en el sanedrín persiga aspirar a la presidencia de España. El club de la comedia, versión narcótica.
Publicado en El Norte de Castilla el 8 de febrero de 2012