Un país sin fe
Deberíamos dar saltos de alegría por vivir en España. No porque nademos en la abundancia, ni por padecer a dirigentes políticos que piensan más en las elecciones que en las próximas generaciones; ni siquiera porque los españoles seamos la mejor gente del mundo. No. Debemos alegrarnos de habitar un lugar con unas enormes posibilidades, pero […]