Pedro Sánchez no acaba de convencer. Cuanto más pasean a este exjugador de baloncesto, su inconsistencia queda al descubierto. Sus palabras y el rictus de su rostro no encajan. A esto hay que sumarle que no deja de hablar de los nuevos partidos que están socavando su línea de flotación. Desconozco quiénes están asesorándole, pero cuando se le contempla en los mítines sufres un ataque de vergüenza ajena. Aún no sabemos si será él quien encabece la lista en las elecciones generales de este año, lo que añade más incertidumbre de cara a votar su opción o apostar por otras ofertas de la izquierda. En realidad, lo que también está en juego es la subsistencia de la socialdemocracia, tan necesaria para que el Estado de derecho y las políticas sociales tengan continuidad, frente al afán privatizador de los partidos conservadores. Así que el PSOE debe tomarse una pausa, sentarse y reflexionar. De entrada, deben despejar la duda de si Sánchez será el aspirante a sentarse en el sillón del Palacio de la Moncloa, porque la situación actual por la que atraviesan los socialistas es desoladora. No se trata de masacrar al secretario general del partido, pero la incertidumbre sobre su liderazgo también está pasándole factura a la esperanza del centro-izquierda.
Desenterrar a Felipe González como candidato tampoco es una opción, aunque a muchos de mi generación no les importaría, para qué vamos a engañarnos. El expresidente satisfaría a los dichosos mercados, porque es un tipo con un prestigio internacional indudable. La realidad es mostrenca: un partido no puede presentarse ante los electores sin tener claro quién encabezará la lista para gobernar, habida cuenta de que estamos a pocos meses de las elecciones generales. El presidente Rajoy no descarta adelantarlas, porque lo ha anunciado anteayer y porque este hombre es imprevisible, todo lo contrario de lo que él proclama siempre. Así que Pedro Sánchez necesita un milagro, aunque no crea en ellos. Que lance unos triples desde la línea de 6,75, antes de que suene la bocina.
Publicado en El Norte de Castilla el 29 de abril de 2015