Luis Bárcenas lo ha vuelto a hacer. Sigue llamando a las puertas del Gobierno para que atiendan sus demandas, que no son otras que no volver a prisión cuando se celebre el juicio correspondiente. El pillo más famoso de España ha demostrado ser también más inteligente que algún servicio de inteligencia, sea éste público o privado. Según aireó El Confidencial, Bárcenas habría tendido una trampa a quienes buscaban desesperadamente documentación inédita sobre los presuntos cobros en negro de los mandamases del PP. Consciente de que su teléfono estaba pinchado por ve tú a saber quiénes, urdió un guion más propio de las películas de espías. Llamó reiteradamente a un amiguete a modo de señuelo. Al parecer, la conversación iba en la línea de hacer creer que en una nave industrial propiedad de su conocido se encontraba cierta documentación que incriminaría a los susodichos gerifaltes populares. La idea era que quienes le escuchaban al otro lado mordiesen el anzuelo y asaltaran la caja fuerte que contenía tan codiciadas evidencias del delito. Así que los espías se lanzaron en tromba como un tiburón sobre un pedazo de carne. Uniformados de oscuro, con el rostro cubierto, perfectamente organizados y pertrechados al uso, violentaron la cerradura y la caja de seguridad. Cogieron el contenido y se largaron por donde habían venido. Todo muy profesional, salvo un pequeño detalle: una cámara estaba grabándolo todo. Es un pequeño detalle sin importancia, que pasó desapercibido a los saltatapias. Quienes han visto las imágenes asignan al grupo como perteneciente a las fuerzas de seguridad del Estado o, mejor, a alguno de los servicios de inteligencia.
La chapuza ha vuelto a colocar en el disparadero a quienes tanto temen a Luis ‘el Cabrón’. Como no tuvo ningún efecto el celebrado mensaje rajoydiano de “Luis, sé fuerte”, Bárcenas vuelve a avisar de que guarda bombas atómicas listas para explotar. Es multimillonario, quiere beberse hasta el último sorbo de la vida y no quiere que nadie le agüe la fiesta. ¿A que es lógico?
Publicado en El Norte de Castilla el 6 de mayo de 2015