Estados Unidos ve el mundo como un tablero de ajedrez, si no como una finca de recreo enorme. Hemos de reconocer que, sin su concurso durante las dos grandes guerras mundiales, Europa podría estar bajo el dominio alemán. Gracias por vuestros servicios. El triunfo de los aliados contra los nazis conllevó el desembarco del capital estadounidense del Plan Marshall para reconstruir un continente desolado. Durante la Guerra Fría, EE UU plantó cara a los soviéticos, implantando un sistema de bases militares en enclaves europeos, contribuyendo a que el comunismo no prevaleciese y se extendiera por nuestro territorio. Gracias otra vez. Pero hasta aquí hemos llegado, queridos amigos. Estados Unidos está negociando un tratado de libre comercio con la Unión Europea, partiendo de unas premisas inasumibles. Al otro lado del Atlántico quieren imponer unas condiciones que los europeos de la Unión no debemos aceptar. De entrada, no se está negociando de igual a igual. La autoproclamada ‘América’ se reserva el derecho de trasladar observadores hasta aquí, mientras que en el borrador no se contempla reciprocidad en estos y otros aspectos. Pretenden anular valores europeos e introducir carne hormonada, transgénicos e insecticidas agrícolas que nuestras leyes tienen terminantemente prohibidos, afortunadamente. Los grupos de presión ya se han puesto manos a la obra. El documento secreto de doscientas páginas que se ha filtrado coloca a la UE a los pies yanquis. El hecho de que EE UU se haya convertido en el gendarme mundial no les da derecho a que nosotros, laxos europeos, comulguemos con ruedas de molino y renunciemos a nuestra calidad de vida. El país de Obama está perdiendo la guerra comercial con China, gran tenedor de su deuda y que amenaza su hegemonía, por eso busca un contrapoder que convierta a aquella nación en más robusta a nuestra costa. Europa debe decir no a las condiciones leoninas y compartir con la población todos los detalles de la negociación. Si se imponen sus exigencias, solo nos resta arrodillarnos y practicarle una felación al gendarme.
Publicado en El Norte de Castilla el 4 de mayo de 2016