>

Blogs

Rodrigo Errasti

Abonado 360

Menosprecio al rival, ese mal tan patrio

Algunos no aprenden. Los mismos expertos que ahora ven al “Real Madrid casi clasificado” para semifinales porque les parece “impensable” que el Borussia Dortmund pueda pasar, son los mismos que veían una final española en abril de 2013 y un Clásico en la gran final de Múnich en 2012. Pude asistir a ambas finales y les confirmo que allí no había ningún español. Miento, estaban los tres del Chelsea (Mata, Torres y Oriol) en el Allianz Arena con la Orejona y un año después, en Wembley, Javi Martínez con una sonrisa de oreja a oreja.

Y es que no salgo de mi asombro cuando oigo, veo y leo algunos análisis de estos duelos. El bombo, ese que los conspiranoicos creen adulterado sin prueba alguna, ha querido que Barça y Atlético se midan por cuarta y quinta vez este año antes de la, posible, decisiva jornada final de Liga. Eso ha evitado que los tres españoles fueran favoritos. Bueno, quizá en el caso atlético no se hubiesen crecido tanto porque el discurso de “partido a partido” de Simeone ha calado. Hasta en la propia prensa, que nos decía Gabi en la entrevista que publicamos hoy.

No me entiendan mal, veo mejor al equipo de Carlo Ancelotti. Mucho más armado que el de su predecesor hace un año. Pero creo que tiene que jugar. Hace unas semanas, coincidiendo con el triste adiós de Luis Aragonés, recordaba su frase legendaria: “En el fútbol si sacas pecho te lo hunden, como el Titanic”. El Sabio llegó a todos con el “ganar, ganar, ganar y volver a ganar” pero no con su máxima para no perder la humildad. Lo reconozco, a veces me enoja ese tono de superioridad que irradiamos com.

No crean que es una actitud relacionada con los títulos europeos y mundiales de La Roja. Ese menosprecio por lo ajeno es un mal patrio. El gran José Luis Hurtado, el Hurti, lo comentaba muchas veces conmigo cuando vivíamos otros tiempos de derrotas y se terminaba recurriendo a las excusas tras el sonrojo. Es un orgullo nacional mal entendido. Existe un término medio entre el pasito a pasito de los chicos de Simeoney el desprecio a los demás que mostramos los que giramos alrededor de los protagonistas. Y es que Alonso es el mejor, no gana porque no tiene coche y a Vettel le regalan los Mundiales. Lo mismo que antes a Hamilton, Schumacher (estamos contigo Michael) o Raikonnen.

PD: Hablando de esto he recordado una anécdota que ejemplifica lo que explicaba. Hace un lustro me acercaba a coger el ferry en Sausalito, precioso pueblo de la costa californiana, de regreso a la ideal San Francisco. Y me topé con un paisano desconocido, con el que -curiosamente- acabé charlando de fútbol. En ese momento, pasamos muy cerca del Golden Gate y dije unas palabras de admiración para cambiar de tercio. Antes de alcanzar Alcatraz me soltó. “Tiene mucha fama, pero es como el Puente Colgante de Portugalete pero sin transbordador”. Viendo mi cara de asombro quiso arreglarlo diciendo que el de Rande -en Vigo- era parecido. Y se quedó tan ancho.