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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

NOCHES DE ARÁNDANOS

Publicado en El Norte de Castilla con motivo de la 52 Semana Internacional de Cine de Valladolid
Que Wong Kar Wai presente su último trabajo en Valladolid es un verdadero lujo para la Seminci. En realidad, Wong Kar Wai es un lujo para el cine. El hongkonés lleva unos cuantos años regalándonos obras maestras de una belleza perturbadora. Películas de estilizadas atmósferas, ambientes nocturnos y puestas en escena barrocas. Viejas historias de grandes amores y pasiones locas cargadas de sensibilidad y erotismo. Amores imposibles marcados por la fatalidad. Cine de silencios, de insinuaciones, de planos cortados que no enseñan pero sugieren. WKW es el cineasta de la sutilidad, del exacerbado romanticismo, de la elipsis, de la caricia visual. En todas sus obras echa mano de una fotografía hermosísima, de una música capaz de poner los pelos de punta, de un universo de recuerdos, sensaciones y melancolía; también de trucos de videoclip, de barridos de cámara alucinantes, de montajes originalísimos. Manipula como nadie la velocidad de la imagen y acostumbra a mostrarnos a los actores a través de los objetos y a filmar secuencias enteras mostrando sólo una parte de sus cuerpos. Yo siempre le he visto más como un poeta que como un director de cine. Alguien, además, cuya desbordante genialidad le hace trabajar bajo muy diferentes formatos. Entre “2046” y la película que presenta en la Seminci, ha rodado un cortometraje (“The Hire”), un vídeo musical (“Six Days”) y un episodio del film “Eros” titulado “The hand”, que es una verdadera obra de arte, una pieza de orfebrería bellísima. Cuarenta minutos de inmensa y desgarradora melancolía, de luces doradas, interiores exquisitos e intimidad nocturna. De amores de contrabando, preciosidad de porcelana y cine de caricias. Juegos de escaleras, de sombras, de planos cortados y de canciones en la radio. El puto hongkonés poeta que nos vuelve a romper el corazoncito con la historia de amor imposible entre un joven sastre y una prostituta de lujo (la bellísima Gong Li).

El aperitivo ideal, en fin, para degustar “My blueberry nights”, la película que WKW presenta en Valladolid. Un sugerente puzzle compuesto por fichas de 90 días sin beber, montañas de cartas y postales, llaves dentro de jarras de cristal y cámaras de vídeo que son diarios. Una película hipnótica sobre una chica con el corazón roto (“¿cómo puedes despedirte de alguien sin el cual no puedes vivir?”) a quien intentan darle clases para desconfiar de la gente que, por suerte, suspende. El camino que va de Lizzie a Elizabeth pasando por Bette y Beth. “Irse es como morir y cuando mueres sólo quedan atrás los recuerdos”, dice ella al iniciar su particular viaje de desintoxicación. Porque la película trata de tres adicciones: al alcohol, al juego y, sobre todo, al amor. “My blueberry nights” no deja de ser cine de género, una road-movie donde WKW pasa del bolero al blues, de Tony Leung a Jude Law, de Maggie Cheung a Norah Jones. Los admiradores radicales del hongkonés poeta no se lo perdonan, aunque una sola de sus hermosísimas imágenes vale por el 90% de las películas actuales. A mí, como a sus más acérrimos fans, me vuelven loco “In the mood for love” y “2046”. Y a mí, a diferencia de ellos, me fascina “My blueberry nights”. Siempre he sido un chico fácil.

PD. Y como últimamente estamos que lo tiramos, de regalo “Six days”, el videoclip rodado por Wong Kar Wai.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


octubre 2007
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