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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

LA ETERNA CANCIÓN

Publicado en El Norte de Castilla el 8 de febrero de 2013

Con paciencia todo acaba regresando. Como el asesino que siempre vuelve al escenario del crimen. No habíamos olvidado la última visita del Athletic y aquel desagradable incidente entre el defensa pucelano Nivaldo y el entonces niño bonito de la prensa, Fernando Llorente, cuando, sin apenas darnos cuenta, vuelve a suceder casi lo mismo (pero con distinta voz, que diría Aute). Esta vez ha sido un jugador del Athletic el que ha mandado al hospital a uno del Valladolid. Muchos han salido a la palestra exigiendo idéntica crucifixión para Aduriz que la que sufrió en su día Nivaldo. En aquel entonces, todo lo ocurrido rozó lo esperpéntico. Un encontronazo en un lance del juego terminó con una mezquina caza de brujas que convirtió a uno en asesino y a otro en mártir. Un gurú de las ondas a nivel nacional echó gasolina al tema y algunos le secundaron alzándose voces de guillotina y ejecución hacia el defensor vallisoletano. Incluso Llorente, que pudo jugar sin ningún problema el siguiente partido, hizo unas lamentables declaraciones: “La entrada es muy dura. No me creo que haya sido fortuita ni que sea un lance del juego. Llega tarde, sin opción de jugar la pelota… Si me pega más arriba, quizá no estaría aquí contándolo”. ¡Hasta sus padres salieron a la palestra para decir que estaban pensando en denunciar a Nivaldo por el cabezazo! Curiosamente, el fin de semana pasado Aduriz mandó al hospital a Marc Valiente. Desde Valladolid nadie ha reclamado nada, aunque el pucelano ha tenido que pasar por el quirófano. Sabemos que no hubo ninguna intención por parte de Aduriz de lesionar a Marc Valiente, por eso resultaría estúpido reclamar sanciones ejemplares. Lo que no resulta estúpido es pedir que los estúpidos dejen de echar gasolina cuando les conviene. En Bilbao habrán aprendido la lección. Saben perfectamente que si Aduriz hubiese lesionado a algún figurín del Madrid o del Barcelona no habría parado de salir en los telediarios y más de uno habría pedido su cabeza. Es, al fin y al cabo, la eterna canción de este circo manipulado y canalla que tanto nos alimenta.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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