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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

EL POETA ZEN

Publicado en El Norte de Castilla el 21 de noviembre de 2014

Acaba de cumplir 80 años pero está fuera del tiempo. Es un vampiro musical. Un alquimista elegante capaz de encontrar la esencia de las cosas y la palabra única. Más joven que Bob Dylan, que Van Morrison, que Neil Young y que el más joven de los fibers. Es Leonard Cohen, nuestro gurú zen, el hombre con el que nos gusta confesarnos y rezar. En “I’m your man” cambió la guitarra por los teclados electrónicos. Fue antes de enclaustrarse en un monasterio budista y antes de resucitar un par de veces al mundo musical. Ahora, con “Popular Problems”, el decimotercer álbum en estudio de su memorable discografía, continúa encerrado en la misma caverna musical labrada a base de elegantes canciones sobre discretos arreglos en los que sobresalen unos deliciosos coros femeninos que contrarrestan la voz cavernosa del poeta canadiense. Leonard Cohen recita más que canta entre lametazos del órgano Hammond y preciosos versos que nos enseñan a afrontar con dignidad y belleza las derrotas, versos que nos ayudan a enfrentarnos a la guerra de la vida y a excavar tumbas que los dueños del mundo nunca encontrarán, versos que nos hablan de la gente que se muere mientras nosotros nos miramos los zapatos. Letras fastuosas y melodías con suave tono blues, oraciones que son tiritas para nuestro corazón, susurros de amor y dolor en los que el poeta zen habla de los temas de siempre: espiritualidad, esperanza, deseo, pecado, drama, nostalgia, amargura, religión, erotismo, arrepentimiento, honestidad, religión, humanidad. Canciones (tristes) de amor (triste) que nos hacen preguntarnos si alguna vez hemos abandonado a la persona amada, canciones que te sacuden y sobrecogen mientras te ayudan a escapar de la guerra y del sueño del faraón, canciones que nos reconcilian con migajas felices del pasado. “No fue difícil amarte”, susurra el viejo poeta: “Al menos te tuve durante un tiempo”. Su voz se ha convertido en un arma y a través de ella nos escupe una realidad en la que nuestras oraciones son jodidamente inútiles, una realidad en la que tal vez sólo nos quede reunir a todos los asesinos de la ciudad y destruir el templo. Leonard Cohen nos habla de cómo morimos un poco entre cada idea asesina y de cómo la salvación es algo muy parecido a un blues. Nos habla de un mundo que se derrumba y en el que los que sobreviven están todos sin honor sobre los puentes de la tristeza. Pero también nos hace sentir que el amor, aunque sea poco, debe perdurar. Con sus oraciones zen recibimos la invitación que ningún pecador puede rechazar. Se ha convertido, con el paso del tiempo, en una mala bestia capaz de amasar melodías, susurros y versos en forma de exquisitas piezas musicales. Con su voz rota y áspera tamizada con dulces coros femeninos nos enseña su secreto. El secreto de la vida. Tomarnos nuestro tiempo. Despacio. Despacio. “Quedarme un fin de semana en tus labios y en tus ojos toda una vida”.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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