Publicado en El Norte de Castilla el 22 de mayo de 2015

Nada produce mayor vergüenza ajena que una campaña electoral. Por un voto algunos políticos matan. O, casi peor, están dispuestos a hacer el mayor de los ridículos. En los últimos días, muchos han puesto toda la carne en el asador. Los momentos bochornosos se suceden a velocidad de vértigo. En propuestas, en mítines, en vídeos promocionales. Todo vale. El alcalde de Oyón cantando y brincando hacia el Consistorio en un delirante vídeo con gallos de proporciones épicas. Un candidato a la alcaldía de un pueblo cántabro posando desnudo a lo Julio Iglesias: “Soy mejor que tú y lo sabes”. Pablo Iglesias cantando la Marcha Imperial de Star Wars mientras recuerda a los zombis del PP. El Obama gallego montando el pollo mientras una de sus compañeras de lista muestra su exuberante programa en Interviú. Ada Colau prometiendo acuñar una moneda local para Barcelona. La mujer del alcalde de Mijas versionando el “Resistiré” del Duo Dinámico para apoyar a su maridito. En Gandía, Fabra y compañía moviendo el esqueleto y cantando en plan karaoke. Una dentadura postiza saliendo disparada de un tipo de Ciudadanos. Uno del PP regalando preservativos para rascar votos bajo el eslogan de “sensibilidad y eficacia”. Carmona bailando un chotis, vistiéndose de bombero o cantando a lo Dean Martin. Esperanza Aguirre montando en bicicleta, vistiéndose ponchos o cantando en El Hormiguero. El rey León bailando pasodobles. A casi todos les da por cantar, por bailar, por exhibirse impúdicamente y entablar con la gente llana diálogos que resultan obscenos de lo falsos que suenan. Hay que tener muy poca vergüenza para mendigar votos así. Juegan al baloncesto con los jóvenes, visitan mercados, pasean al perro. Lo hacen los mismos que no han pisado la calle durante los últimos cuatro años. En sus miradas y en sus gestos se vislumbra, de forma meridianamente clara, que se ríen de nosotros. Lo que hacen es demagogia, es populismo asqueroso, es prometer mentiras, es un asco. Van de bufones, de payasos, de titiriteros. Dicho, eso sí, con todo el respeto. Con todo el respeto a los bufones, a los payasos y a los titiriteros.