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Vicente Álvarez

EL FARO DE AQUALUNG

DIEZ MINUTOS ANTES DE LA MEDIANOCHE

Regresar a Jardiel Poncela es siempre una gozada. Hablamos de uno de los escritores más grandes del siglo XX, de un reconocido autor teatral y, para el que esto escribe, del autor de cuatro joyas memorables, las cuatro novelas que escribió: “Amor se escribe sin hache”, “Espérame en Siberia, vida mía”, “Pero, ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?” y “La tournée de Dios”. El escritor madrileño, a pesar de su prematura muerte, escribió además ensayos, guiones cinematográficos, libros de viajes, colaboraciones periodísticas, narrativa breve y novelas cortas. Mi afición a estas últimas me ha hecho aterrizar en esta novelette primorosamente editada por Rey Lear. La verdad es que mi aproximación a las novelas cortas de Jardiel Poncela está siendo un poco decepcionante, no por la calidad de las obras que, como es habitual en Jardiel, resulta sobresaliente y tremendamente brillante, sino porque, dada la longitud de los escritos, sería mucho más correcto hablar de cuentos o relatos que de novelas cortas. Incluso en algún caso, como este de “Diez minutos antes de la medianoche”, habría que hablar de una pequeña comedia de enredo escrita como breve obra de teatro (escrita con todas las acotaciones y personajes al estilo clásico) más que de novela corta. En fin, cosas del genio de Jardiel que amaba tanto mezclar y dinamitar los géneros. De hecho, esta obrita de teatro lleva el subtítulo de “Novela para muchachas y para hombres tímidos”…

La banda de ladrones de guante blanco que lidera Miguel el Melancólico (perfecto arquetipo de los personajes masculinos jardelianos) se dispone a dar un golpe en casa de los señores de Arévalo, donde se celebra una fiesta. Todo está preparado cuando aparece Herminia, una atractiva joven que aparenta veinte años pero que confiesa tener treinta y cuatro, y que, junto a su edad, le confiesa a Miguel un agitado pasado que la ha llevado a recorrer varios países, a perder una hija y a relacionarse con la mafia…. Publicada por primera vez en 1939, “Diez minutos antes de la medianoche” acabó convirtiéndose en el prólogo a la comedia “Los ladrones somos gente honrada”, uno de los grandes éxitos de Jardiel Poncela. Hablamos de una obra a caballo entre la novela y el teatro, cuya acción se desarrolla en el espacio de diez minutos y en la que es posible reconocer el estilo y los temas de Jardiel: ingeniosos y chispeantes diálogos, humor delirante y absurdo a caballo entre el relato policíaco de intriga y la historia de amor galante, trepidante sentido del ritmo, ingeniosos malabarismos lingüísticos, final sorprendente, atmósfera tardomordernista… En fin, uno de esos deliciosos juguetes dialogados a los que tan acostumbrados nos tiene Jardiel Poncela.

Transcribir, como colofón, un último fragmento que nos toca de cerca al describir el autor madrileño a los ladrones de guante blanco que protagonizan la obra, unos ladrones de guante blanco de primer nivel porque “son de Valladolid, que, como sabes, tienen los dedos más ágiles que nadie”. Incluso más adelante la propia  Herminia ahondará en la cuestión: “No he visto nunca dedos más ágiles que los de aquel hombre; había nacido en Valladolid. Porque usted ignora seguramente que los ladrones de dedos más ágiles de España y del mundo son de Valladolid”. Pues eso.

Sobre el autor

Escribe novelas y cosas así. Sus detractores dicen que los millones de libros que ha vendido se deben a su cara bonita y a su cuerpo escultural. Y no les falta razón. www.vicentealvarez.com


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