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Beatriz

CampoGrande "club de lectura"

16 de octubre. Inaguración con José Jiménez Lozano

“Leo una crítica, que se tendría el derecho de suponer que había de ser estrictamente literaria, porque de literatura, de narración se trata, pero resulta que ahora también está ahí la política,y al autor se le sacan a relucir los colores… Pongamos por caso como el muy romántico señor don Patricio de la Escosura.

Este buen señor fue gobernador de Madrid durante una eternidad. Cuando había elecciones, cuando ya se conocían los resultados, publicaba una emotiva nota “Parecía que íbamos a ganar los progresistas, pero hemos ganado los conservadores”, o a la inversa.” (El conveniente estilo, lunes, 26 de octubre de 1998)

ACTA DEL JURADO DEL PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO “MIGUEL DELIBES”, 2000.

“Con una lengua que tenga detrás un grosor cultural de primer orden, como lo tuvo en un tiempo, y el mundo civilizado entero valoró en lo que importaba, no habrá ciertamente ningún peligro serio para la lengua de España, y en ella será buscado aquello que es imprescindible para ser hombres, y en spañol está dicho. Porque lenguas hay muertas que siguen aprendiéndose con pasión, y amándose como ninguna otra cosa, por quienes son conscientes de que en ellas se dijeron y escribieron cosas que realmente son inexcusables para nuestra hominización y humanización; y, si en español sucediera otra tanto como sucedio, según dije, eso es lo que ocurriría igualmente, aunque sólo lo hablasen tres docenas de españoles.” El Norte de Castilla, 19 de diciembre, 2000

“Según se dice, la palabra “liberal”, en el ámbito político, fue uninvento español para designar al partidario de las libertades políticas tráidas por al Revolución Francesa. Nació a los pocos años de ésta, y los primero ardorosos liberales llevaban en la cab4eza una escarapela con la leyenda: “Libertad o muerte”… Pero luego el asunto se templó mucho y, pese a que había un partido liberal, que era más bien como el conservador con distinto nombre, la palabra se fue constriñendo a su antiguo significado de “abvierto” y “generoso”… Aunque luego volvió de nuevo a oscurecerse todo con más envueltas políticas, económicas y comerciales. Tal es la aventura histórica de las palabras…”

“Así que ese sueño global es tan viejo como el hilo negro. Sólo que ahora con unas enormes posibilidades de triunfo; y mucho me temo que ya las cosas que se dicen y escriben -y se piensan- en castellano sean las mismas que en cuaquier otro idioma, en cualquiera otra parte del mundo que no sea un andurrial perdido, todavía con hombres todo lo “arrierés” que se quiera, pero con su alma en su almario.”

“De los Ríos era uno de aquellos hombres más o menos ligados a la vieja Institución Libre de Enseñanza que dio lugar a un cierto espíritu, además de a instituciones concretas, que, mutatis mutandis, él, De los Ríos, apellidó “erasmistas”. Y eramuy justo. Estableciendo toda otra clase de matices y distingos, pudiera decirse también incluso que esas gentes son “nuestros jansenistas”, incluido el asunto de “las escuelas”, con también un fuerte calado en la élite espalola, y diana por lo tanto de nuchas envidias y maledicencias, ademas de siniestros manejos, hasta su disolcuión también.”

“Pero, si a Port-Royal ya no puede irse sino como peregrinación hasta unas ruinas -aunque cualquiera que ame la libertad tendría que hacerla, porque allí se afirmó por vez primera en el umbral de la modernidad la primera defensa de la autonomía absoluta de la conciencia vivil-, entre nosotros hay todavía lugares en que aquella aventura se hizo y quieren mantener de ella algo más que la fragancia del vaso.” (La posada)

Con Un hombre en la raya, Jiménez Lozano plantea todo el misterio de la novela en torno a un personaje, César Lagasca, quien aparece en el ocaso de la guerra civil como un desconocido vagabundo en el territorio fictio de Atajo. La ausencia del mundo moderno en Atajo será una de las muestras del atraso del país. Con la llegada de la modernidad el personaje de César Lagasca pondrá de manifiesto el tropel de maldades, odios y amores quel pasado engendró.

El protagonista, César Lagasca, llega casualmnete a Atajo, poco antes de que acabe la guerra, huuendo de su experiencia inmediata y de su comportamiento en un suceso bélico que le desqazonará de por vida. Una novela breve, pero inmensa e intensa. Comienza con el principio de la ruina de Atajo que, casualmente, se lleva a cabo desde la escuela -la barbarie entra por las aulas-, para llegar a la destrucción de este pueblo y de sus señas de identidad. Es menester que se nos uniforme, que se borren las peculiaridades que nos identifican, y, entonces, ya, desearemos lo qu el poder ofrece como moderlo: Marbella, por ejemplo. A un hombre de principios se le sitúa en la raya, en conflicto con su conciencia y que no quiere perder la memoria. Perdida la memoria, la misericordia y el concepto de culpa: Kaputt.

“… y nosotros estamos asistiendo ciertamente a la primera civilización a-ilustrada, y que se siente orgullosa de serlo. Está naciendo, en efecto, untipo de hombre, a la humanidad extraño, que parece bastarse a sí mismo, en us satisfecha ignoracia; tener todos los resortes del pensar y del sentir en sí mismo, y mostrarse contento con su sola vida, como para no querer tener que ver nada con otras vidas, ni con la memoria de ellas, mucho menos con su vivir y desvivir, no con otras aventuras, océanos y continentes que no sean los de su agenda; y no necesita libros, por lo tanto.

Es para echarse a temblar ciertamente porque, como acabo de decir, tales sujetos son a la humanidad extraños, y nada bueno podría recibir el mundo de esta nueva raza de titanes, aunque quizás no lo sean tanto, sino sólo pura carne de cañón inconsciente para cualquier encantadador de conciencias, que siempre espera que el hombre pierda su memoria de hombre, y también su afán de serlo, para arrearlo como ganado al matadero. Esto también está en los libros. Nada de lo que es humano, incluida su evaentual deshumanización y las recetas para ésta, resulta ajeno a los libros. Renato de Anjou, un muy avisado príncipe, se percataba en un momento de corrupción intelectual y moral, social y política, una de esas noches del mundo que pocas veces faltan, de que “como hay pocas gentes que se atreven a decir la verdad a los grandes, no quedan sino los muertos para hacerlo, con los escritos que nos han dejado”; lo que al fin y al cabo es la razón última del odio a los libros, que ha llevado tantas veces en la hisotoria a su destrucción y quema o, como hoy, a su banalizacion y abaratamiento intelectual y moral…

Yo por mi parte, nunca forzaría a nadie a nada y, menos, a leer un libro; ni siquiera me atrevería a aconsejarlo. Leer me parece, y es, cosa serie; y tiene sus magníficos riesgos. Pero es obvio que quien no lee debe saber a qué renuncia y qué pierde; aunque esto no sea fácil de explicar, como no lo es tampoco hacer sospechar siquiera la hermosura y maravilla, y el , como digo, magnífico riesgo de los libros, que puedenarrastrarnos muy lejos, y también, y sobre todo, a la confrontación con nosotros mismos” Libros, Libreros y Lectores, Día del libro de 2003

 

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