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El gesto del Musac

Todo proyecto cultural que se precie necesita una línea, un criterio, un gesto que le de coherencia. Si lo consigue tendrá un largo camino andado. Esto es casi una obviedad pero una obviedad menos frecuente de lo que sería deseable. Al Musac se le podrán criticar muchas cosas, no todos son aciertos, claro, pero es evidente que desde su inauguración su proyecto tenía una dirección. Sin duda, el Musac tiene gesto. Un programa, para decirlo con un término que cuadre con el ambiente de estos días. Y ese programa contacta con lo más nuevo que se hace en estos momentos en el panorama internacional. Que el tiempo se llevará por delante muchas de estas cosas? Probablemente… Pero que ocupa un lugar inexplorado hasta ahora en las instituciones museísticas y expositivas de la región, nadie puede dudarlo.

El Musac acaba de inaugurar exposiciones. Ya se sabe que desde que abrió sus puertas lo hace así, en bloque, mostrando el trabajo de un artista internacional de renombre, y otros con resonancias nacionales e incluso regionales. En este caso sus protagonistas son los portugueses Pedro Paiva y Joao Maria Gusmao con su particular laboratorio; Carles Congost, artista presente en su colección y en muchos de los proyectos colectivos de arte actual; el fotógrafo medinense Angel Marcos, con su último trabajo sobre China; Néstor Sanmiguel que esde sus comienzos en Aguacrag ha recorrido un largo camino de investigación que nunca se ha despegado de la pintura y Pierre Huyghe, sin duda, la estrella, por la razón de que siendo uno de los artistas que más cuenta en el apartado de la videocreación hace aquí su primera exposición individual en España. Esa primera vez se ha traducido en una muestra que tiene un cierto carácter antológico, que combina viejos proyectos con otros realizados expresamente para el potente y agradecido espacio del Musac. Conviene recorrer sin prisas un itinerario que se ha construido con el denominador común del ‘acontecimiento’. Si prisa y sin prejuicio para dejarse llevar por la extraña belleza y la claridad de ideas que transmiten las imágenes de Huyghe, que reflexionan sobre esos momentos a los que revestimos de la solemnidad de lo que dejará de ser, o de lo que cambiará; o sobre la personalidad colectiva, o sobre los derechos de autor. Hay dos piezas que me atraen especialmente: ‘A journey that wasn’t’, ese metafórico viaje en busca del pingüino albino, y esa extraordinaria representación de marionetas con personajes reales (Le Corbusier y el propio artista) que es ‘This is not time for a dreaming’, en el que tanto artistas pueden reconocerse.
Todo ello amparado por los espacios recientemente bendecidos con el premio Mies van der Rohe del museo que idearon Tuñón y Mansilla. Uno de los aspectos más llamativos del edificio no tiene que ver con las vidrieras de colores de su fachada sino con los misteriosos volúmenes de su interior que tienen la capacidad de envolver al visitante ofreciéndole cada vez una forma distinta de envolverle. Es cierto que en un espacio tan potente toda instalación puede ser un éxito. Pero no es menos cierto que esa misma potencia puede comerse todo lo que le echen. en estsa ocasión obras y espacios se ayudan, amalgamados con la sintaxis de un acertado montaje. Un placer de visita.

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Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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