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Petra Martínez

(Publicado en la edición impresa de EL NORTE el día 3 de abril del 2008)

La entrega de premios de la Unión de Actores –se celebró el lunes pasado en Madrid– deja siempre alguna imagen destacable. En esta ocasión los focos se centraron en un emocionado Javier Bardem que aparecía por primera vez en un acto tras su triunfo en los Oscar. Pero a mí me gusta mirar fuera de foco. Los periodistas sabemos que a veces la noticia se esconde en los márgenes y en cualquier caso el margen siempre es un buen lugar para mirar… Un poco fuera de foco pero feliz con dos premios bajo el brazo estaba Petra Martínez.
No hace ni dos meses decías Petra Martínez y la gente se quedaba esperando a que añadieras algo, un dato que la hiciera reconocible. Esto pasaba incluso con colegas del ramo, con ‘culturetas’ como nos llaman y nos llamamos a nosotros mismos los que escribimos en las últimas páginas de los periódicos. Todo un síntoma.
Resulta que estamos descubriéndola. Ha tenido que venir Jaime Rosales, que tantas cosas nos muestra con su cine, para ponerla en su sitio. Y una serie de televisión –bastante mala, por cierto– como ‘Herederos’ para que ese sitio tenga la amplitud de lo ‘popular’ Pero ella llevaba toda la vida ahí.
Toda la vida encima de un escenario. Alguien que no cejó en su empeño en las épocas más duras. Primero contra la censura, luego contra los malos tiempos. Una auténtica profesional del teatro. Al lado y quizá a la sombra –aquí ¿el tributo de ser mujer?– de otro gran profesional de la escena, Juan Margallo, fundador de grupos míticos como Tábano, pero sobre todo fundador de El Gayo Vallecano. Ella también estaba allí.
Me recuerdo de adolescente en un teatro del centro de Madrid, cuando el Gayo dejó las catacumbas, llevando a alguien a una función. Recuerdo a Petra disfrazada de azafata recibiendo a los espectadores en la calle, soltándoles el rollo que sueltan las azafatas a los pasajeros de las aerolíneas. Recuerdo una función delirante, aunque no su título. Risas y más risas. Pero sobre todo recuerdo la chispa de sus ojos. Su entusiasmo.
Por eso no me sorprendió su magistral trabajo en ‘La soledad’. La forma en que hace fácil lo difícil. Lo creíble de su personaje. Lo creíble de sus relaciones, de sus conversaciones con el resto de los personajes de la historia.
Al menos en esta ocasión no ha sido sólo la tele la que ha venido a rescatar del anonimato a un veterano del teatro. Petra Martínez también ha tenido, aunque tardíamente, su oportunidad en el cine, gracias al talento de un director diferente. (Algo así les pasó a Carlos Álvarez y María Galiana con Benito Zambrano)
Petra ha estado a punto de ser obsequiada con un premio revelación a la edad en la que otros se jubilan en tantas profesiones. Pero ella está a salvo de la escasez de guiones y de directores que sepan mirar contra todo pronóstico industrial. Lo está gracias al teatro donde sigue apostando por cambiar las cosas.

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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