Leo que la editorial La otra orilla de Barcelona ha publicado “El anillo y el libro”, el poema dramático de Robert Browning (1812-1889). ¡Qué buena noticia que autores como éste sigan vivos editorialmente hablando!
Si se me permite la herejía literaria pienso que la mejor obra de Browning fue su historia de amor con la también poeta Elizabeth Barret. Ella le debió, además de su amor, su propia salud. En pago a tanta dedicación escribió para él ‘Los sonetos de la dama portuguesa’. No está de más recordar alguno. Este es el número XXII:
“Cuando están nuestras almas en pie, de fuerza llenas
cara a cara en silencio, llegándose más cerca
hasta que surgen fuegos en las curvadas puntas
de las erguidas alas, ¿qué otra amarga injusticia
pudiera el mundo hacernos que llegar a sentirnos
descontentos aquí? Piensa que si seguimos
alzando nuestro vuelo, acaso intenten ángeles
cubrir con una esfera de perfectas canciones
el profundo silencio que nos es tan querido.
Sigamos en la Tierra, mi amor, donde los torpes
y contrarios caprichos de los hombres apartan
y aíslan a los puros espíritus haciendo
que encuentren un fugaz retiro para amarse
envueltos en la sombra de los pasos furtivos de la muerte.”
(“Los sonetos de la dama portuguesa”. Elizabeth Barret Browning.Traducción de Adolfo Sarabia. Ed. Hiperión. Madrid 1998)