El buen tono general de la Sección Oficial ha hecho de la 54 edición del Festival, como ya he dicho, una edición de navegación tranquila. Pero no es precisamente malo decir de un Festival que ha mentenido una media de notable en las producciones programadas. Quizá se ha echado de menos una de esas películas que sorprenden, de las que se habla una y otra vez en las tertulias, de las que marcan una edición. Pero se ha visto buen cine y de eso se trata. Quizá el denominador común haya sido ese salirse de la norma que han exhibido algunos de los directores de marcada personalidad que estaban convocados. Ayaso y Sabroso, Guèdiguian, Sam Mendes, o el mismo Schrader se han salido de sus casillas para demostrar que saben hacer otras cosas. Qué bien que lo hayan hecho aquí.