Que el visitante de la exposición de Francisco Pino pueda entrar –literalmente hablando– en uno de sus libros objeto construido para tal fin no deja de ser un símbolo de lo que significa esta muestra instalada desde ayer en las salas de la Pasión: una inmersión en uno de los poetas más vanguardistas que ha dado nuestro idioma, como reconoció Jorge Guillén. En el año del centenario del poeta y cuando ya han salido a la luz sus obras completas en el apartado de la poesía lineal, a cargo de la Fundación Jorge Guillén, esta institución completa el acercamiento del poeta a la ciudad a la que se mantuvo fiel durante toda su vida. La personalidad de Pino, polifacética, genial, capaz de aunar el juego y la reflexión, la tradición y la vanguardia, dada a la invención y puesta durante toda su vida al servicio de la poesía («por y para la poesía»), se refleja en el itinerario de esta muestra levantada sobre el plano de la cruda realidad con los cimientos de una obra que siempre miró hacia arriba. Aquí están los ‘poemas fotografiados’, los dibujos que hizo para su particular Vía Crucis, las poeturas que le acompañaron durante toda su vida, los libros objeto y las canciones, el ‘libro de las Oes’, hasta un pequeño pino que hace honor a su apellido, al lado de la ‘casa’ construida con los planos de sus libros.
Como la ‘casa’, algunas de estas obras han sido agrandadas para facilitar su visión, por eso se exponen junto a ellas los originales, de tamaño mucho menor en general. Esta doble visión es particularmente interesante en el caso de los ‘poemas fotografiados’ que originariamente estaban contenidos en pequeños estuches, del tamaño de una diapositiva, que el poeta editó en diversos colores, algo que hacía a menudo en sus limitadas ediciones de autor, la forma más habitual que tenía de editar su obras hasta que ya en plena madurez creadora algunas editoriales empezaron a interesarse por ellas.
Los estuches con las pequeñas diapositivas están en una vitrina y forman parte del apartado documental de la muestra. Un apartado fundamental para descubrir el proceso creador del autor de ‘Espesa rama’: están sus cuadernos en los que, desde el diseño de las portadas que él mismo hacía hasta los dibujos que ilustran los poemas, se da idea de la importancia que en su obra tiene el aspecto gráfico, inseparable del meramente literario.
El título de la exposición, ‘Propio infinito’, hace alusión a esa inagotable fuente que era la relación de Pino con la poesía. El título procede de un verso del libro ‘Y por qué’. «El material expuesto es una pequeña selección de su obra y de sus archivos que daría para muchas exposiciones igual de extensas», afirma Antonio Piedra, su comisario y director de la Fundación Jorge Guillén.
Piedras y letras
La ‘Inicial P por y para la poesía’ , en el cartel y el prólogo de la exposición recibirá a los visitantes y su original se expone en la sacristía de la antigua iglesia de Pasión. Aquí las paredes desnudas contienen algunas piezas significativas de aspectos menos conocidos de su obra como las ‘piedras martirizadas’ o piezas relacionadas con el mail art y el ‘stamp art’.
En la planta baja se expone una selección de poeturas desde 1930 hasta 1990, «lo que demuestra que él hizo poeturas a lo largo de toda su vida y no en los últimos años como se ha dicho en alguna ocasión», explica Piedra. Pero sin duda lo más llamativo de esta sala es la construcción de dos de sus libros objeto: ‘Hombre canción’ y ‘Ventana oda’. El primero está concebido para que el espectador entre y recorra sus ‘páginas’, sus vacíos, sus ventanas. El segundo pretende que el visitante se asome literalmente a la poesía del poeta del pinar de Antequera, a su palabra y también a su imagen.
No se había hecho nada así con la obra de Pino en Castilla y León desde la muestra dedicada a su poesía experimental que hace una década se pudo ver en la desaparecida galería La Fábrica de Abarca de Campos. Las vitrinas merecen una visita detenida. No sólo porque en ellas se exponen documentos interesantes como el pasaporte del poeta de su época de estudiante en Inglaterra,
Una de las conclusiones que plantea la exposición es que Francisco Pino aunó durante toda su vida tradición y vanguardia. En sus cuadernos conviven en los años treinta y cuarenta los poemas surreales con las canciones tradicionales, las poeturas y los poemas de contenido religioso. Esta es una línea argumental en la que Antonio Piedra insiste desde la edición de sus obras completas en las que incluyó gran parte del material que el poeta iba dejando inédito en la edición de sus obras.
«Él mismo lo expresó cuando tituló sus primeras obras completas publicadas en 1990, ‘Distinto y junto’, un título exacto».
Algunos de estos libros inéditos que habitualmente ocupaban un cuaderno con su portada y sus ilustraciones están en la exposición donde se siguen a través de libros y documentos sus primeras lecturas de Rubén Darío, sus primeros pasos poéticos, las revistas de vanguardia que editó, sus primeras ediciones de autor. Se exponen también papeles escritos en la cárcel durante la Guerra Civil, quemados por las velas que utilizaba para alumbrarse y libros inspirados en los difíciles acontecimientos de esos días que probablemente él quiso olvidar pues nunca volvió a editarlos en vida. Un periodo oscuro cuyo final saludó con alivio poético en títulos como ‘el hombre incorporado’, ‘cielo, tenme’ y ‘Olvido que es amor’.
Entre las sorpresas que guardan las vitrinas está un inédito de Federico García Lorca que Pino publicó sin mayores problemas con la censura en su revista ‘Cancionero’ de 1941, es decir, recién terminada la guerra. La parte familiar está representada por algunas –escasas– fotografiáis en las que se ve a su esposa María en los tiempos de su noviazgo, al poeta con sus padres y su hijo así como algunas imágenes del escritor en su casa del Pinar de Antequera y en distintas etapas de su vida.
La publicación de las obras completas con motivo del centenario de Francisco Pino tiene en esta exposición un complemento que permitirá una acercamiento al poeta por parte de un público no habituado a la lectura de la poesía experimental.
(La exposición sobre la obra poética y gráfica de Francisco Pino estará en las salas del Museo de Pasión hasta el 12 de octubre)
(En las fotografías de Ramón Gómez, una de las poeturas de Pino y la página de uno de sus cuadernos)