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“Completamente tuyo”

Las cartas que Jorge Guillén escribió a su primera mujer, Germaine Cahen, muestran al poeta distante de su imagen austera y solemne

Un Jorge Guillén apasionado, ilusionado, feliz de la vida, un Jorge Guillén que ha encontrado no sólo el amor sino también un cómplice a la altura de sus inquietudes intelectuales es el que muestra el libro ‘Cartas a Germaine’, que acaba de publicar la editorial Galaxia Gutenberg. Una correspondencia (1919-1935) que comprende el noviazgo del poeta vallisoletano y su primera mujer, Germaine Cahen, los primeros años de matrimonio, incluida la llegada de sus dos hijos, Claudio y Teresa. Un matrimonio que acabó abruptamente con la prematura muerte de Germaine en 1947.
De las buenas dotes como escritor de cartas del autor de ‘Cántico’ ya tenía conocimiento el lector español gracias a la edición de partes de su correspondencia, como la que mantuvo con su amigo Pedro Salinas. Este libro confirma lo que ya se sabía, pero muestra un Guillén sorprendente que contrasta con la imagen más solemne, incluso seria, que se suele tener del poeta. Una impresión que expresa con más conocimiento de causa Margarita Ramírez, la editora del volumen y viuda de Claudio Guillén. «Es un libro que sorprenderá a los especialistas en Guillén. Este libro comenzó a gestarse en vida de Claudio (el hijo del poeta) el uno de enero de 2006 y Claudio murió en enero de 2007. Durante ese año cada noche venía a ver si necesitaba que me aclarara alguna duda, yo le leía lo que estaba haciendo y a veces él mismo estaba desconcertado, ‘si no reconozco a mi padre’, decía».
Margarita Ramírez ha trabajado duro y con entusiasmo en la edición bilingüe de estas 793 cartas manuscritas en francés y llenas de nombres, de amigos o de artistas, escritores o intelectuales, que ella se ha preocupado no solo de identificar sino de dar al lector referencia necesarias acerca de su vida y obra, pues ya se ha dicho que entre ellos el amor o su relación no era ni mucho menos el tema único de su correspondencia. Una correspondencia de la que nos falta el espejo, pues Germaine destruyó antes de morir las cartas por ella escritas, convencida de que si no lo hacía algún día se publicarían.


«El Guillén de estas cartas –prosigue su editora – es un hombre espontáneo, con dudas, tremendamente contradictorio a veces. Sorprende lo seguro que estaba en ocasiones de su futuro, de su poesía, una seguridad incluso exagerada para un hombre tan joven y en cambio en otras se muestra lleno de dudas». Estas cartas gustaban especialmente a su hijo. «Claudio estaba deseando que salieran, sólo quería que no se publicaran en vida de Irene, la segunda mujer de Guillén. Ella era una mujer maravillosa y entrañable que hizo muy feliz a su padre y tuvo con sus hijos una relación estupenda y por eso él siempre decía ‘no quiero que Irene pueda leer esto. Es muy apasionado. Ni un segundo de disgusto a Irene’». De lo más cotidiano (Guillén le cuenta a su pareja todo cuanto hacía en el día, desde las visitas a las compras) a lo más sublime todo cabe en este epistolario.
«El mar es el gran protagonista [en los cuadros de Velázquez]: un aire transparente y sutil que matiza una gama de cenizas: blancos, nacarados, grises. Mar de cenizas, en el que se aniquilará la decadencia de los que permanecen siempre grandes», escribe en una carta en la Navidad de 1919, en la época en la que Jorge Guillén es lector de español en la Universidad de La Sorbona; y unos días más tarde en la Nochevieja: «No he perdido 1919, puesto que en ese año he llegado a ser un cierto Jorge: el Jorge de Germaine».
El 25 de junio de 1921 Jorge Guillén está de vacaciones en Valladolid para ver a su familia. Es el primer verano tras su compromiso con Germaine. Las cartas hacen mención a su primera separación (aunque en todas Guillén es un hombre optimista, convencido de que esa separación es sólo física y que pronto tendrá fin) pero sobre todo dan cuenta de las reacciones que la noticia de su compromiso formal suscita entre los amigos y conocidos de la familia que son muchos. Son cartas divertidas en las que Guillén hace referencia a la «ciudad de provincias», en la que estas noticias se propagan pronto y a la cantidad de personas que le preguntan incluso por la calle. El hecho de que ella fuera judía es uno de los asuntos que más curiosidad despertaba entre sus amistades. Definitivamente, hablar de ella es uno de sus placeres ese verano. Por estas páginas desfilan muchos personajes de su ciudad natal: el que fuera su maestro en el Colegio San Gregorio Valentín Alonso, franciscano que alentó su vocación literaria; los Cossío, Narciso Alonso Cortés, y otros que visitaban Valladolid: en una carta le cuenta una excursión a Villalba de los Alcores «en compañía de Cipriano [Rivas Cherif] y [Manuel] y Azaña». Cuando el género epistolar tiene la calidad del que aquí se reseña se convierte en una obra literaria de primera calidad. Leer ‘Cartas a Germaine’ es leer la ‘novela’ de una vida, de la que conocíamos sus frutos artísticos y que ahora nos ofrece el puzzle completo, las motivaciones íntimas, ese día a día que es igual para todos y el que el destino dibuja para cada uno de nosotros.

(Artículo publicado en La sombra del ciprés del 25 de septiembre de 2010) Fotografía por cortesía de Teresa Guillén)

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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