>

Blogs

Nuevas noticias sobre Virginia y Leonard Woolf

Bastó su genialidad para elevar un barrio de Londres a la categoría de mito. Y no porque en el grupo no hubiera  más talento literario o más cabezas pensantes. Pero nadie puede dudar a estas alturas que es ella, Virginia Woolf, el núcleo alrededor del cual gira la influencia del Grupo de Bloomsbury, el motor de la fascinación que aún hoy ejerce en lectores y aledaños. Una atracción que no solo sigue viva sino que, en goteo constante, aporta novedades editoriales en todo el mundo, no solo en el ámbito anglosajón donde la autora es venerada y estudiada (lo que equivale a decir, realmente leída), sino también en nuestro país. Otra cosa sería preguntarse si la ‘popularidad’ de su nombre en determinados círculos, incluso de su imagen, o la repercusión que en su momento tuvo una película como ‘Las horas’ de Stephen Daldry, basada en la novela homónima con la que Michael Cunninghan ganó el Pulitzer, se corresponden con un conocimiento real de su literatura.
El ‘problema’ de leer a Virginia Woolf, si es que puede decirse así, es que no admite medias tintas, ni aproximaciones someras, no hay manera de especular con un libro como ‘Las olas’, con su magistral dominio del monólogo interior; es imposible una lectura superficial de ‘Al faro’, como no se debe entrar inocentemente en la presunta venialidad de ‘La señora Dalloway’ donde, por ejemplo, un pasaje estremecedor da cuenta del horror de las guerras en la figura de un viejo combatiente de la primera Guerra Mundial. De la misma manera, no se puede salir indemne de la lectura de sus diarios, compleja novela en sí mismos, donde encontramos, como también en su ingente correspondencia, las claves de su escritura, que, en su caso como en pocos escritores, son las claves de su vida y la lucha que mantuvo por escribir sin pisar jamás los caminos trillados a pesar de las pruebas a las que le sometía su enfermedad mental.
La inagotable Virginia y sus alrededores son de nuevo noticia editorial. En primer lugar por la publicación en Taurus de la primera biografía en castellano de la autora de ‘Una habitación propia’, empresa llevada a puerto por la escritora y periodista argentina Irene Chikiar Bauer.
A solas con las palabras
La monumental obra de Chikiar Bauer (más de 800 páginas sin contar las notas bibliográficas) se resolvió en siete años de trabajo, durante los cuales la autora procuró manejar el mar de documentación que suponen no solo su correspondencia y sus diarios sino los cientos de estudios sobre la escritora «sin naufragar en él». Solventó también las dificultades para traducir ese caudal de trabajos que «dan por sentados saberes que no son tales por parte de los hispanohablantes». Al contrario de otras biografías temáticas que avanzan en el relato por temas (infancia, psicología, obra etc.) o de los estudios que eligen perspectivas determinadas (la cuestión de género, la enfermedad mental), la autora de esta biografía encaró el reto de atravesar su vida y su obra para captar su «peculiar individualidad» y hacerlo, como en la biografía escrita por su sobrino Quentin Bell, desde la perspectiva cronológica.
Asistimos así a los antecedentes familiares de la escritora y a ese momento crucial (enero de 1905) que supone la mudanza de los hermanos al número 46 de Gordon Square, en el barrio de Bloomsbury, en los prolegómenos de la constitución del legendario grupo, hecho sobre el que se atreve a dar una fecha: «Puede considerarse que el 16 de febrero de 1905, día de la inauguración de las Veladas de los Jueves, fue el punto de partida de lo que se llamó el Grupo de Bloomsbury». Desde ese momento y hasta la muerte de Virginia desfilan por sus páginas, su hermanos Thoby (prematuramente fallecido) y Vanessa, el maridos y amante de ésta, Lytton Strachey y Dora Carrington, Maynard Keynes y Russell, Duncan Grant y Vita Sackville-West, personaje fundamental en la vida de Virginia, pero sobre todo su proncipal sostén vital, su marido Leonard.
Con todo lo detallado de este estudio, lo más interesante son los episodios en los que acudimos en directo al germen de sus novelas. Así, en las páginas dedicadas a los inicios de ‘Al faro’ leemos un fragmento de una carta a Gerald Brenan: «Tengo que crear cada vez para mí toda la cosa desde cero. Probablemente todos los escritores están ahora en el mismo bote. Es la multa que pagamos por romper con la tradición, y la soledad hace a la escritura más excitante. […] Uno debería hundirse e el fondo del mar y vivir a solas con las propias palabras».
Recuerdo de Ceylán
Asistimos también a los comienzos de su relación con Leonard Woolf, cuando este era funcionario del Gobierno británico destinado en Ceylán donde pasó unos años. Esos años son precisamente los que rememora su novela ‘Una aldea en la jungla’, felizmente  rescatada (con el cuidado y buen gusto que caracteriza a este sello) por Ediciones del Viento. En el prólogo ‘Traducir a Leonard Woolf’, la encargada de verter al castellano la obra, Beatriz Iglesias Lamas, resume en una frase la causa del olvido en el que vive la obra del escritor y editor. «Leonard Woolf es sin duda uno de los pocos hombres de letras que han vivido a la sombra de una mujer».
‘La aldea en la jungla’ fue la primera novela de un autor del que sí se conocen en España los ensayos , en particular el excelente libro dedicado a los últimos días de su mujer publicado en España con el título ‘La muerte de Virginia’. Esas mismas dotes están en su narrativa. El volumen de Ediciones del Viento recoge además de la novela tres relatos ambientados también en la colonia: ‘Un cuento a la luz de la luna’, ‘Los dos brahmanes’ y ‘De perlas y cerdos’.
Por lo que se refiere a la novela, publicada en 1913, fue una de las primeras, si no la primera, que narra desde la perspectiva indígena. En palabras de su traductora es «pionera, subversiva y profundamente antiimperialista en plena época colonial», aunque para ella lo más destacable es «la maestría con la que engarza su propia experiencia vital de la muerte y la justicia en la realidad de los habitantes nativos de la isla, estrechamente vinculada al folklore a través de memorables leyendas y supersticiones».
Al dar voz a los indígenas se adelanta a George Orwell y sus ‘Días en Birmania’ y al también miembro del grupo de Bloomsbury y amigo del autor Edward Morgan Forster y su célebre ‘Paisaje a la India’.
Dos muestras de que Bloomsbury sigue editorialmente vivo.

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


marzo 2015
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031