EL ARTISTA EXPONE SUS ÚLTIMAS OBRAS EN LA GALERÍA JAVIER SILVA DE VALLADOLID
Fernando Guijar tiene muy presente su primera exposición en Valladolid porque aquella primera aparición pública como artista (‘El ajuar de Marisol’ en el Teatro Calderón, 1998) le cambió la vida. Hasta entonces su trabajo se había desarrollado en el campo del sonido desde su formación como ingeniero técnico en Telecomunicaciones. Sin embargo, la exposición le sirvió, casi sin haberlo pretendido, para tener algo a lo que aspiran todos (o casi todos) los artistas: una galería. Ferrán Cano le fichó y desde entonces su vida gira en torno al arte y el diseño gráfico. Se licenció en Bellas Artes, hizo un master en Artes Visuales y Multimedia, pero, sobre todo, se liberó de las coordinadas estrictas en las que se mueve el mundo de la ingeniería para dar la bienvenida al caos que puede encender la mecha de la creatividad.
Guijar expone sus últimos trabajos, bajo el título ‘Blok’, en la galería que ahora le es fiel, tras el cierre de la anterior, el ámbito de Javier Silva en Valladolid. Su obra no es desconocida para el público (casi siempre escaso) afecto al arte contemporáneo. En 2014 llenó este espacio con sus ‘paisajes intervenidos’, fotografías intervenidas plásticamente que reflexionaban en torno a cómo había evolucionado la consideración del paisaje en la historia del arte, desde lo sublime a lo pintoresco, y jugaba con la idea de Joseph Beuys de que los animales eran ya el último punto de conexión entre el hombre y la naturaleza.
Sin embargo, la exposición que muestra ahora tiene más que ver con aquellos coloridos inicios, con la intervención que montó en paralelo a su anterior exposición en el Patio Hereriano, en aquella feliz iniciativa Lienzo MPH, y sobre todo con el diseñador gráfico que nunca le abandona. Una serie de piezas en las que arte y diseño gráfico, rigor formal y conceptos como utilidad social, decorativismo, constructivismo y un cierto esteticismo se dan la mano.
De entrada, el color: se diría que una apuesta por el lado más optimista del arte. Unos cuantos elementos, plantillas geométricas, fragmentos fotográficos, piezas de madera o elementos de uso cotidiano diseñados por él se van ensamblando en composiciones donde la agilidad resultante no oculta el orden con el que han sido concebidas. Guijar en este camino entre el diseño y la apuesta artística no esconde cómo influyen en él las técnicas publicitarias (sobre todo en el uso del color) junto a propuestas de más largo alcance. Habla, por ejemplo, de la ‘Sala neoplástica’ ideada por el vanguardista polaco Wladisyslaw Strzeminski que pudo verse recientemente en el Reina Sofía con motivo de la muestra dedicada a su obra y a la de su pareja, la escultora Katarzyna Kobro. Y es que su acercamiento a ciertas vanguardias clásicas tiene que ver con la mirada de ambos artistas, relacionados con movimientos como el futurismo y el constructivismo y fundadores del movimiento unista que ponía el acento en la materialidad del arte frente a conceptos como tiempo o movimiento.
El título ‘Blok’ hace referencia a esos elementos producidos en serie, como los de cierta conocida marca de muebles, o los elementos de la arquitectura. Es la cadena compositiva, pero también aquello que nos construye por dentro y por fuera. Hay algo terapéutico además en la forma en que Guijar se aproxima a lo figurativo, juega con lo geométrico y nos enseña que el arte, finalmente, es cuestión de mirada, de una mirada personal e intransferible, que diría aquel.
(Artículo publicado en la edición impresa de EL NORTE DE CASTILLA el 23 de octubre de 2017)