Desde que los directores de cine españoles (Urbizu, fue de los primeros) descubrieron que José Coronado podía ser mucho más que un actor guapo querido por la cámara, le empezaron a caer papeles de duro. De galán a mafioso, el camino puede tener muchas paradas, pero da la sensación de que el encasillamiento es un peligro que acecha continuamente a los actores de este país. Coronado carga sobre sus hombros (habría que decir, sobre su rostro) con el peso de ‘Tu hijo’, filme al que ayer le cupo el honor (un poco exagerado, lo diré ya) de inaugurar la Seminci. Y no es peso ligero. La película de Miguel Ángel Vivas plantea una historia en principio muy creíble. La de un hombre ‘normal’, casado, padre de dos hijos, cirujano de profesión y con una vida aparentemente ordenada. Pero un día todo se trastoca cuando a su hijo de 17 años unos jóvenes le dan una paliza a la salida de una discoteca, que le deja en coma. Jaime, que así se llama el protagonista único de este filme, empieza a recorrer el camino que lleva desde el shock inicial al más puro deseo de venganza.
Coronado en primer plano, Coronado en plano medio, Coronado en el 90% de los planos del filme. Esta historia es la de su evolución psicológica, la de su mirada sobre un mundo en el que hasta ese momento parecía encontrarse cómodo pero que de repente le presenta su lado más oscuro. También el suyo propio, sobre el que ni siquiera se habría parado a pensar. Y durante al menos 30 minutos el filme se sostiene bien. El actor incluso tiene momentos buenos en los que abandona ese gesto casi unívoco de tipo duro para mostrar, en silencio, como lo saben hacer los grandes actores, su fragilidad. Pero pasado ese tiempo, el filme se estanca, empezamos a no saber bien a dónde nos acabará llevando si es que nos lleva a algún sitio. Y cuando retoma la acción, el subrayado es tal que ya no se recupera.
En mi opinión, la película tiene dos lagunas principales. Por una parte, los diálogos, artificialmente resueltos. Lo que en una historia de tan pocas palabras no es un problema menor. Y por otro, no dar apenas pistas de la relación del protagonista con su mujer, con la que al parecer apenas se comunica, pero que tampoco queda claro por qué (qué desperdicio de esa gran actriz que es Ana Wagener). Quizá por eso chocó la declaración del director, durante la rueda de prensa, acerca de que, a pesar de lo poco que se las ve, los personajes que de verdad le importaban eran los femeninos. (?) ¿Alguna concesión a lo políticamente correcto?).
Y una pregunta: ¿alguna vez el cine español solucionará los problemas de sonido? ¿O también ayudaba el equipo del Carrión? Menos mal que estaba subtitulada en inglés.
Bueno, no pasa nada. Esto no ha hecho más que empezar.