A PROPÓSITO DE ‘THE MISEDUCATION OF CAMERON POST’, ‘DOGMAN’ Y ‘LOS INFORMES SOBRE SARAH Y SALEEM’
La violencia se puede ejercer con guante de seda o desde la más estricta brutalidad. De ambas modalidades tuvimos en la sesión de la mañana del lunes de la Sección Oficial del Festival. Ejemplo de la primera es ‘The miseducation of Cameron Post’, segundo largometraje de la neoyorkina de origen iraní Desiree Akhavan. La adolescente Cameron Post es lesbiana, pero sus padres, que mueren en un accidente, no llegarán a saberlo. Si sus tíos, practicantes evangelistas, que deciden internarla en un centro de reeducación de jóvenes homosexuales, tras sorprenderla teniendo relaciones con una compañera de clase. La película narra sus días en esta institución, el día a día con los profesores (la directora me recordaba aquella horrible institutriz que encarnó Geraldine Chaplin en la versión de ‘Jane Eyre’ que dirigió Zeffirelli), las nuevas complicidades que surgen entre quienes luchan por mantener su identidad (o descubrirla definitivamente) en medio de los lavados de cerebro a que son sometidos.
La película no llega a ser una obra maestra ni evita lugares comunes pero se ve con agrado y un respiro de alivio en el plano secuencia final.
DOGMAN
No hay alivio en la historia que cuenta Matteo Garrone, premiado director por su versión de ‘Gomorra’, en ‘Dogman’ y que, como otras obras de este cineasta italiano, está sacada de la crónica negra. Conocemos aquí a Marcello, un criador de perros, que tiene un negocio de lavandería y guardería canina, que vive en un desolado barrio a mitad de camino entre la ciudad y la nada. Uno de esos no lugares, que tan a menudo puntean las grandes ciudades en todas partes del mundo. Marcello, físicamente poco agraciado, es un tipo enclenque en un mundo donde la brutalidad es la ley que impone Simone, ex boxeador y aficionado a tapar sus fechorías a base de palizas memorables. Marcello parece sin embargo de esos seres capaces de adaptarse a la realidad, aceptar su destino como si no hubiera otro posible y sacar partido a los escasos momentos de paz. Estos son los que pasa con su hija (fruto de una relación acabada) enseñándola a bucear, una práctica inimaginable en un personaje en sus circunstancias, y solo explicable por la cercanía de su vida al mar. Pero Simone es una presencia constante, el matón que necesita involucrar al débil para salir indemne de sus delitos. Y así temblará la tierra bajo los pies del cuidador de perros.
Garrone retratala violencia ‘in crescendo’, sin cargar las tintas al principio hasta la apoteosis final, aunque en ningún momento se hace insoportable el retrato de la crueldad, que, desgraciadamente, es el plato del día en los informativos. La fotografía refleja acertadamente ese submundo que está más en la superficie de lo que a menudo pensams.
Marcello Fontan consiguió el premio al mejor actor por su interpretación de este personaje que muestra su mejor registro cuando se relaciona con los perros a los que dedica su vida laboral.
LSO INFORMES SOBRE SARAH Y SALEM
Hasta ahora, lo más flojo del Festival es esta película palestina (coproducida con Alemania, Países Bajos y México) segundo largometraje de Muayad Alayan. La relación clandestina una isrealí y un palestino en Jerusalén acabará chocando con las difíciles relaciones entre ambas comunidades. Lo que simplemente es una relación sexual dejará de ser un asunto que implique a dos matrimonios para entrelazarse con la tensión política y militar de la zona. La historia no da para más, y se hace tan previsible como aburrida.