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Viaje (supersónico) al centro

Veo a Pablo Casado comparecer ante los medios tras el batacazo de su partido en las elecciones y no doy crédito a lo que ven mis ojos, ni a lo que escuchan mis oídos. ¿De verdad lo ha dicho? ¿He oído bien? ¿Ha dicho que Vox es la extrema derecha? ¿Estoy oyendo a Pablo Casado o a Pablo de Tarso cayéndose del caballo (de Abascal) camino de Damasco?

Me aseguro buscando el corte, asistiendo puntual a los telediarios y sí, ahí está la frase. Y la ha dicho y no solo eso, sino que la ha dicho con el mismo desparpajo y la misma desenvoltura con la que hace solo unas horas ofrecía a Vox un puesto en un hipotético gobierno del PP. Con la misma desenvoltura que durante la campaña hacía chistes sobre las encuestas del CIS o se permitía todo tipo de insultos contra el “enemigo” de España, es decir, “el Psoe y sus compinches, los separatistas”. Con la misma seguridad con la que competía en argumentos extremistas con los que ahora tacha de ultras. En cuestión de horas y gracias al bofetón de las urnas Casado ha hecho un viaje (supersónico) al centro. Y sin despeinarse.

No sé si algún periodista en esa comparecencia pudo preguntarle el porqué de ese repentino cambio. Pero me imagino la respuesta. “Ah! ¿Pero te lo habías creído? ¡Pero si estábamos en campaña! (Ja, ja, ja)”. (La traducción también es mía)

Parece una cosa asumida por el común que para dedicarse a la política activa hay que atesorar un cierto grado de desfachatez, algo así como un entrenamiento en el ‘donde dije digo, digo Diego’, pero estarán de acuerdo conmigo en que es una lástima. Porque al final estas cosas crean adicción y llega un punto en el que no se sabe dónde parar.

Y sabemos que ahí, en ese punto, es donde radica la desafección de mucha gente hacia la política. Y el origen de esa odiosa frase de ‘todos los políticos son iguales’, ‘da lo mismo votar a unos que a otros, así que yo me quedo en casa’ y etc. etc. Como si la política no fuera cosa de todos, sino de ‘esos que se sientan en el hemiciclo a vivir del erario público’ y más etc.

Ingenuamente pensé (aunque no tan ingenuamente como para albergar esperanzas) que tras la cadena de casos de corrupción que lo asolaban pero, sobre todo, después de la sentencia de la Audiencia Nacional que dio origen a la moción de censura y a su salida del Gobierno, el PP iniciaría un periodo de reflexión, una de esas famosas travesías del desierto necesarias para corregir errores, fortalecer la estructura, rediseñar su lugar en el espectro político y encontrar el líder capaz de dirigir la operación. Sería lo lógico en un partido con tanto peso en nuestra historia reciente. Pero lejos de eso, el PP se lanzó con uñas dientes y todo tipo de munición a recuperar el poder a toda costa. Y ahí están los resultados.

Visto lo visto, no parece Casado el líder con la consistencia necesaria para llevar a cabo la tarea de la regeneración. Pero tampoco se vislumbran cambios en este sentido. Y, por si fuera poco, estamos a las puertas de otras elecciones. ¡Ay!

 

(Columna publicada en mi sección ‘Días Nublados’ en la edición impresa de El Norte, el 2 de mayo de 2019)

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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