LA ACADEMIA DE MARTE
Aviso. Hoy toca una rareza. Probablemente el libro más pequeño en cuanto a dimensiones y páginas de los que pasarán por esta sección. ¿Cómo era aquello de las esencias…?
Uno de los ‘abajo firmantes’ es Luis Cruz Hernández, artista de reconocida trayectoria, que aporta aquí una serie de dibujos que, según se avisa desde el prólogo, no son ilustraciones, sino “imágenes neutrales respecto a los textos y sobrias en su ejecución”. El otro ‘abajo firmante’ es Julián Cruz, también artista con un amplio bagaje a sus espaldas (a pesar de su juventud) de viajes y exposiciones, tanto en su faceta de autor como de comisario y de miradas, por tanto, acostumbradas a la extrañeza, a cotejar lo que procede del otro que tanto puede ser un marciano o un paisano. Aquí, sin embargo, se revela (y se rebela, quizá) en su faceta de escritor con una serie de cuentos muy breves, poemas y aforismos unidos en su fascinación por la cultura grecolatina, aunque habría quizá que concretar y decir el interés por cómo esa cultura ha sido interpretada y/o manipulada hasta nuestros días. El que Luis Cruz Hernández y Julián Cruz sean padre e hijo es algo más que una anécdota en el árbol genealógico, pues de su común interés por Esparta, vista también “reflejada en su opuesto, Atenas”, procede ese humor lacónico “cortante y sencillo” y provocador, añadiría yo, que hemos visto tantas veces reflejado en la obra del primero y empieza a ser nota característica en la del segundo. De esa falsa oposición entre Atenas y Esparta que sería una de las claves del libro deriva en general la ‘denuncia’ (término quizá exagerado en la tónica de un libro que tiene a la estatua de Gelos, el dios de la risa, como otro motor) de otras tantas hipocresías en las que vivimos cómodamente instalados.
Nada recomendable para quienes transitan por la lectura en zapatillas de deporte ni en pistas atléticas con la mirada puesta en récords o libros guinness. Conviene cambiar de sillón. A cambio, ejercita los músculos del cerebro y también los abdominales, pues en ocasiones me he sorprendido soltando una carcajada con algunos poemas insertos en páginas pares y medio escondidos en inglés.
Para mí tiene una pega. Las pequeñas dimensiones, el formato, impiden la mejor degustación de los estupendos dibujos, aunque quizá todo esté pensado: hay que detenerse en su contemplación, como hay que detenerse en la contemplación de estas palabras.
La academia de Marte
Cuentos, aforismos y poemas de Julián Cruz
Dibujos de Luis Cruz Hernández
Ediciones Nudo
92 páginas, 12 euros