NOCHES INSOMNES
¿Qué es lo que nos atrapa de un libro? Pregunta de difícil y a la vez variadísima respuesta que cada cual expresará a su manera. A mí me resulta difícil explicarlo. Como no soy aficionada a la ciencia ficción ni a los libros de misterio, el asunto de la imaginación queda a salvo, pasa el examen con facilidad. No necesito grandes historias, complicadas tramas, saltos mortales en los argumentos… Definitivamente, suelo intuir si un libro me va a apasionar en las primeras líneas porque sea lo que sea lo que me vaya a dar después ya me lo está dando con palabras irrepetibles, como nuevas, aunque sean las que usamos todos los días. No hablo de artificios vacuos. Tampoco.
No sabía nada de Elizabeth Hardwick hasta que leí sobre ella en un artículo de Antonio Muñoz Molina, al que desde aquí doy las gracias. Escribía sobre ‘Noches insomnes’ y algo de lo que dijo entonces resonó en mí como si alguien tocara en mi hombro porque me hubiese quedado dormida en medio de una conferencia. Lo busqué y esas primeras líneas fueron una puerta a una habitación en la que podía arrellanarme sin mirar el reloj.
Geoffrey O’Brien avisa en el prólogo y yo lo hago también: el término ‘novela’ con el que se publicó en su momento es un traje que le queda raro. Como si fuera de un pariente, añado, que tuviera otra talla. Quienes me hayan seguido hasta aquí o me hayan leído antes saben que en ese caladero de libros rebeldes a las clasificaciones encuentro a menudo lo que busco. ¿Memorias noveladas? ¿Acaso importa?
En el capítulo uno, afirma la autora-protagonista que se dispone a escribirlo “y viviré esta vida, la que vivo hoy. Cada mañana, el reloj azul y la colcha de ganchillo con sus cuadrados y sus rombos rosas, azules y grises. Cuán delicado: la obra de una anciana derrotada en un asilo miserable. La delicadeza y la miseria y la pena librando una batalla apática, eso es lo que veo”. No está mal, para una colcha ¿No creen?
La ‘escena’ de Billie Holiday en el funeral de su madre es una de mis favoritas, o esa en la que durante un viaje a Amsterdam la autora se fija en sus vecinos: hijos de antiguos colonos en Yakarta que habían regresado a “…la patria desconocida que los recibía con la falta de ilusión que se merecían: no eran más que una factura traspapelada que, por fin, llegaba.”
Se me acaba el espacio. Léanla si les he convencido.
Noches insomnes
Autora: Elizabeth Hardwick
Editorial: Duomo
115 páginas