POBREZA, MACHISMO, REALISMO MÁGICO E INTELIGENCIA EMOCIONAL
No importa la ciudad, el país o el continente. La pobreza es la frontera que separa a unos seres humanos de otros por encima de gobiernos, leyes, tratados internacionales… Ser mujer, además de pobre, afila los cuchillos que cortan los hilos de la supervivencia. Otra maratoniana jornada en Sección Oficial había comenzado con un corto-largo que pone sobre la mesa la cuestión de los vientres de alquiler. El director Zou Jing nos muestra a Lili casada con un jugador que la maltrata. No tiene recursos para tratar a su padre enfermo. Dice a su familia que va a la ciudad para trabajar pero en realidad va a alquilar su útero para futuros padres con recursos poniendo en riesgo su vida, todo por intentar salvar la vida de su progenitor. Allí encontrará mujeres en su misma situación. Crudo y real.
De China a Kosovo para seguir constatando cómo las guerras destrozan también la vida de los supervivientes. ‘Hiva’ (Colmena) está basada en hechos reales como real es la mujer en la que se inspira la protagonista. Ambientada en Kosovo tras la masacre de la guerra de los Balcanes, el primer largo de Blerta Basholli nos cuenta la historia de Fahrije una de tantas mujeres que busca a su marido desaparecido y ve cómo el dinero también desaparece. Tiene dos hijos y un suegro paralítico a quien cuidar. Sin embargo, las estrictas leyes del lugar no ven con buenos ojos que una mujer tenga carné de conducir y un trabajo para sacar adelante a los suyos. Y así, algunos hombres de la aldea se permiten la licencia de apedrear desde la taberna los esfuerzos de sus mujeres por llevar el sustento a casa. Otros son cómplices por asentimiento. Nada de eso tuerce la voluntad de Fahrije que consigue poner en marcha una pequeña empresa de comida casera. Basholli, que trabajó en este proyecto durante diez años, filma con delicadeza y sin innecesarios aspavientos la dureza de la vida de tantas mujeres a las que el machismo condiciona hasta la posibilidad de matarse a trabajar por su familia. En todas partes del mundo. De su lado, una excelente actriz, Yilka Gashi, de esas que saben decir con sus silencios tanto como con los parlamentos que les asigne el guión. Varios premios internacionales avalan la buena factura del film.
El nivel decayó con la siguiente película a concurso. El vieja de una joven finlandesa estudiante de arqueología desde Moscú a Múrmansk para ver unos petroglifos corre el peligro de ser un viaje a ninguna parte. El director de ‘Compatimento nº6’ nos muestra su habilidad en la planificación de la película, en la creación de ambientes asfixiantes (ninguna gana de meterse en ese tren tan poco acogedor) en la elección de una iluminación gris es los exteriores y sucia en los interiores… Pero la historia va decayendo hacia la nada en medio de la estepa rusa. No comparte esta opinión el jurado del reciente Festival de Cannes que la premió junto con ‘Un héroe’ también vista en esta sección.
Tampoco engancha ‘Clara Sola’, ópera prima de Nathalie Álvarez Mesén. Clara, una mujer en la cuarentena que padece una cierta incapacidad física y psíquica y es reconocida en su comunidad como sanadora vive bajo la agobiante protección de su madre que impide una operación que mejoraría su calidad de vida y reprime su sexualidad. Rodada en un paisaje selvático y atractivo, con planos bellos y sugerentes, el pretendido realismo mágico acaba ahí, con la simbólica presencia de su yegua Yuca y el río ‘interminable’. Pero el espectador difícilmente conecta con el ambiente.
Y de la selva a una casa de acogida en Francia para menores con problemas. Familias desestructuradas, padres que abusan de sus hijas, hijas que huyen de madres que no saben o no pueden cuidarlas componen el paisaje social y humano de ‘La fam’. Su director Fred Baillif sabe bien de lo que filma porque fue trabajador social antes que ‘fraile’ y también ha desarrollado un método propio para dirigir actores no profesionales, algo imprescindible en este tipo de ficciones con estilo documental. La historia se desarrolla en capítulos, cada uno de ellos dedicado a una de las adolescentes en las que se fija la cámara, que apenas sale de la casa de acogida. Abundan los primeros planos de las adolescentes que desde muy jóvenes aprenden lo difícil que es lidiar con la vida. Ellas y la directora de la institución, que acaba de sufrir un trauma personal, componen una partitura solvente aunque no redonda. Los elementos son buenos, la ambientación un tanto aséptica funciona, pero algo no acaba de encajar, quizá esa factura documental, esa pretendida objetividad aleja demasiado las emociones.
Y aún un hueco para una película de la jornada anterior. ‘I’m your man’ nos lleva a un futuro (¿próximo?) en el que robots humanoides conviven con humanos. Este es el experimento en el que acepta participar Alma, una científica del Museo de Pérgamo en Berlín. Un laboratorio ha desarrollado un robot cuya inteligencia artificial está diseñada para satisfacer los gustos de su propietaria (en este caso, su propietaria temporal que ha accedido a cambio de financiación para sus investigaciones arqueológicas). Dicho y hecho, de la noche a la mañana entra en su vida Tom, su pretendido hombre ideal, con el que habrá de convivir tres semanas. María Schrader lo cuenta en su tercer largo en solitario con imaginación y dosis de humor y filosofía. Y la complicidad de su protagonista, Maren Eggert que se hizo con el Oso de Plata a la mejor actriz en Berlín. También en este caso un poco menos de frialdad en esta curiosa historia que, como quien no quiere la cosa, pone de relieve las dificultades de las mujeres con un alto nivel profesional para encontrar el hombre que sepa acompañarlas, hubiera redundado en beneficio de esta recomendable película.