Nao d’amores lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a honrar la fiesta del teatro. Su ‘Castillo de Lindabridis’ tiene la magia de lo aparentemente sencillo, que se sustenta en un concienzudo e inteligente trabajo de precisión. Sabemos de la inteligencia con la que la directora de la compañía afronta el teatro que nos precedió siglos atrás. Si su aventura hasta ahora había sido la más
arriesgada de traer a la actualidad las piezas del medievo y el renacimiento, con este último montaje avanza en el tiempo hasta Calderón y consigue que su verso fluya y que el planteamiento escénico permita al espectador actual participar de esta obra fantástica y de aventuras bajo la que subyacen el honor, la fortaleza, los sentimientos y el poder presentes en las obras de nuestro clásico barroco.
En el ADN del grupo está ese mecanismo de relojería que engarza desde la elección del vestuario, la construcción de una escenografía móvil que los propios actores y músicos manejan ante el espectador, la coreografía en la que actores y músicos intercambian posiciones y papeles y ese cuidado por el texto y respeto por su autor que convierten cada representación en una fiesta.
No se lo pierdan. porque Nao d’amores lo ha vuelto a hacer.