(Publicado en la edición impresa de El Norte de Castilla del 18 de septiembre del 2008)
El escaparate principal del Festival de Cine de Valladolid, su sección oficial, se ha dado a conocer no sin cierto ruido de fondo por lo que afortunadamente ha quedado en un malentendido entre el director del certamen y el alcalde y presidente del Patronato. Un descuido que probablemente ni siquiera hubiera debido llegar a los medios. Resuelto el caso, se impone hablar de cine, de la que vuelve a ser una edición de tránsito en un festival aquejado en los últimos años de inestabilidad. Y lo primero que hay que decir a la vista de la programación es que, de entrada, podemos respirar con cierto alivio. Como creo haber dejado claro que no soy dada a tirar las campanas al vuelo, me puedo permitir este relajo sin que ello signifique una vacuna contra la posible desilusión. Nunca -ni aun las que se organizan con tiempo, reposo y las mejores condiciones- las secciones oficiales de un festival ofrecen garantías. Las películas, una vez vistas, responden o no, gustan o no, y eso dejando a un lado las discrepancias que todo palmarés suscita entre la crítica. Pero una cosa es cierta. Esta sección apetece verla. Javier Angulo ha demostrado algo que venía anunciando. No le arredra el riesgo. Entre primeras obras y cinematografías emergentes, la sección es una hoja en blanco donde empezar a escribir la nueva etapa del Festival. Dadas las circunstancias se puede alegar que al nuevo director no le ha quedado más remedio que hacer de la necesidad virtud, pero aun así estas películas reunidas tienen un gesto y eso es algo que el Festival venía necesitando. La elegida para dar el pistoletazo de salida puede ser un símbolo de ese gesto. Lejos de ser una película de relumbrón para exhibir fuera de concurso, bendecida en alguno de los grandes festivales que preceden al de Valladolid, se ha apostado por la primera obra del director jordano Amin Matalqua, “Captain Abu Raid”, que tuvo un primer premio sólo por ser seleccionada en Sundance, del que luego se llevó el premio del público y que además tiene el honor de haber introducido por primera vez al país que representa en la carrera de los Oscars. Parece una apuesta segura para empezar con cierta amabilidad la sección. Tampoco se ha dejado llevar Angulo por e
En general, la apuesta más segura parece Atom Egoyan, nunca ha decepcionado aquí. Y Gitai, que vuelve. A Rodrigo Plá se le concede una segunda oportunidad tras su interesante debut el año pasado. Yo, por mi parte, agradezco la ausencia de dibujos animados y la apuesta por el nuevo lenguaje documental. ¡Ya veremos!