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A PROPÓSITO DE ‘UN HIPSTER EN LA ESPAÑA VACÍA’, DE DANIEL GASCÓN
En el arranque de la novela, su protagonista está leyendo ‘La España vacía’, un guiño al libro de Sergio del Molino que inspira el título de esta historia y que avivó el debate sobre lo que, antes de que fueran tendencia adjetivos como ‘vacía’ y derivados como ‘vaciada’, se denominaba simplemente despoblamiento. El voluntarioso, más bien pertinaz y con una ingenuidad que raya en la ternura, hipster de esta historia abandona, por una mezcla de deseo de aventura y desengaño amoroso, su mundo urbano, el único que conoce, dicho sea de paso, para trasladarse al pueblo de sus ancestros con la muy concienciada idea de desarrollar un huerto ecológico.
Podría ser la historia novelada de uno de tantos neorrurales, como se denominan, en nuestro afán por etiquetar y añadir palabros al diccionario, a quienes buscan nuevas oportunidades en el campo, cuando la ciudad ha ahogado no ya sus sueños sino todas sus posibilidades de una vida digna. Pero Daniel Gascón decide tomar una senda más arriesgada: la del humor, donde naufragan tantos experimentos creativos. No es el caso. Hay que avisar de entrada que la lectura de esta novela se verá interrumpida de tanto en tanto por inevitables carcajadas, por lo que se recomienda al lector que padezca de risa llorona que no olvide los clínex cuando decida internarse en ella. Porque nuestro protagonista, además de un ser un convencido de la necesidad de preservar el medio ambiente, de la diversidad cultural y de la igualdad de género padece de una fe irreductible en sus presupuestos ideológicos y como el huerto ecológico deja tiempo y como la solidaridad es su principio rector decide compartir inquietudes y abrir en un pueblo de apenas doscientas personas y arraigadas costumbres un taller de nuevas masculinidades.
En la mejor tradición de la parodia y en las proximidades del esperpento, ‘Un hispter en la España vacía’ nos pone ante el espejo de nuestras contradicciones. Es lo que ocurre con el humor cuando contiene la dosis adecuada de inteligencia: que después de la risa te deja encendida la bombilla del pensamiento y tras el saludable ejercicio que mueve los músculos y ensancha los pulmones queda la posibilidad de mirar a la cara a nuestro reflejo y preguntarnos esas cosas tan profundas como obvias acerca de quiénes somos y adónde vamos…
Llegados a este punto, alguien podría preguntarse ‘pero oiga ¿de qué trata la novela?’ Pues podría decirse, parafraseando a nuestro muy comprometido protagonista, que aborda la deconstrucción de la inconsistencia conceptual de ciertos planteamientos políticamente correctos en su choque con la tradición heteropatriarcal, eurocéntrica y neoliberal de nuestra sociedad… O quizá no. Porque a veces el relato del choque de civilizaciones se escribe en un idioma común. Se produce en casa.
Bromas aparte, lo cierto es que el cúmulo de equívocos y malentendidos que pueblan la peripecia de Enrique en su esforzado, más bien denodado, intento por volver a la Naturaleza y al paraíso soñado (qué cerca pueden estar los sueños de las pesadillas) componen un relato ameno, ya está claro, pero, como también se ha dicho, mucho más que eso.
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) editor de la revista Letras Libres y autor del ensayo ‘El golpe posmoderno’, ambienta la historia en tierras aragonesas, las de su familia. Familia y amigos que aparecen ‘disfrazados’ en simpáticos homenajes. Con ‘Un hipster’ en la España vacía’ demuestra de nuevo su capacidad para fabular que ya hizo patente en libros de relatos como ‘La edad del pavo’, ‘El fumador pasivo’ o ‘La vida cotidiana’. En su primera novela construye, con el andamiaje de ingeniosas ideas (mejor no destriparlas porque perderían el elemento sorpresa), una historia sólida con la que iluminar, a base de equívocos desternillantes, algo de lo que nos pasa.
La foto es de Pippi Tetley
Autor: Daniel Gascón.
Literatura Randon House
155 páginas.