(Publicado en la edición impresa de El Norte de Castilla el 18 de junio del 2009)
Resultó lo esperado. La selección de Nueva Zelanda fue muy poca cosa ante la roja en el comienzo de la Copa Federación. Y se comió un cinco a cero. Pero hubo un aspecto del partido que al parecer no fue tan previsible. Al día siguiente los titulares de los periódicos calificaban al equipo neozelandés con adjetivos como ‘noble’, ‘ingenuo’, ‘inocente’. Ya saben con ese toque entre peyorativo o condescendiente. No me sorprendió demasiado. Eran los mismos que había escuchado a los comentaristas de radio durante el partido. Como solo ocurrían goles y solo de una parte, y no ocurrían patadas, ni entradas salvajes, ni juego sucio… Había poco que comentar. Me atrevería a decir que lo sentían. Resulta que los neozelandeses perdían como caballeros cuando a este otro lado del mundo lo normal es que si un equipo está en inferioridad de condiciones, trate de parar la contrario a base de juego duro. Y si en la refriega alguna estrella sale estrellada, pues misión cumplida. Es lo normal. Cosas del deporte de ‘élite’. De machos. Que se lo digan si no a Cristiano Ronaldo. (¡Vaya¡ Ya salió y eso que no quería hablar de este personaje en mi columna…) Verán es que a mí lo de los 94 millones que ha pagado el Madrid por él me escandaliza a medias. Quiero decir, que en estas cosas conviene no ser demasiado hipócritas, porque el sistema que santificamos como el mejor de los posibles permite estas aberraciones y otras peores.
A mí lo que me fastidia es que se pague ese dineral por un presunto deportista que se va a convertir en un modelo para muchos niños y jóvenes y que, como demostró en la final de la Champions frente al Barça, cuando se ve impotente se da al juego sucio. Un prepotente, vamos, que, por si no estaba claro, afirma que disfruta viendo el odio en las caras de la gente. Sobre esto los comentaristas también son blandos. (o muy machos). Son cosas de la edad, dicen. De eso nada. Conozco muchos chicos de su edad que no son así ni de lejos, pero como no tienen pasta, ni salen en la tele, no sirven de ejemplo. ¿Y éste va a encarnar algún valor relacionado con el esfuerzo, la superación, el trabajo de equipo, la deportividad? Perdonen si no me lo creo. (Y no voy a hacer chistes sobre con quién se divierte… Allá cada cual con su vida privada)
Soy madridista qué se le va a hacer. Al final, el pueblo tira. Pero este Real Madrid de Florentino tirando de chequera como un tratante de ganado y fichando estos sujetos para hacer dinero con el ‘merchandising’, además de parecerme hortera, me da grima.
Claro que mientras hablamos de estas cosas no miramos a los juzgados donde los representantes políticos elegidos para defender los intereses del común andan en entredicho por cosillas de nada como cohechos o delitos contra la hacienda pública. Asuntillos que al parecer mucha gente ve tan normales en los políticos como las megapatadas en los futbolistas. Me preocupa. Aunque bien pensado el problema debe de ser mío. Debo de parecer ingenua… o más inocente que un kiwi.