(Publicado en la edición impresa de El Norte de Castilla del 2 de julio del 2009)
En ‘Bajo el mismo cielo’ la última película de Silvia Munt, que proyectó el festival Seminci TV, hay un personaje masculino, en principio secundario, que me interesó de forma especial. Se trata de alguien que evoluciona desde un bloqueo emocional –que le impide salir del pantano en el que ha convertido su vida– hacia un lugar donde empieza a ver la luz y esa luz ilumina un posible lugar para él en el mundo.
Cuando vi la película pensé que en ese personaje, como en otros del filme, había una mirada femenina, que estaba tratado con mucha comprensión y agudeza, desde un ángulo desde el que quizá hombre no lo hubiera mirado. (Que nadie me entienda mal. De la misma manera que no creo en una literatura femenina no creo en un cine femenino. Una mirada es el resultado no de una genética sino de un tiempo, un lugar, unas circunstancias, una educación… Vivimos tiempos apasionantes en cuanto a las relaciones y el equilibrio de fuerzas pero también difíciles porque los roles, las instituciones básicas de la sociedad están cambiado y hay quien, una vez que le han levantado el papel que le asignaron los siglos, no encuentra los recursos para adaptarse a su nuevo papel. Las mujeres lo tenemos más fácil porque llevamos luchando por él mucho tiempo. Tenemos el ojo acostumbrado a captar todas las circunstancias).
Esa es la mirada que ha empezado a estar en el cine (aunque también en el cine que hacen algunos hombres, por supuesto, se me vienen algunos a la cabeza como Guerín o Rosales) a medida que en la nómina de una película ya no son una rareza las directoras y las guionistas. Con todo, Silvia Munt, que está de acuerdo en la existencia de esa mirada especial en sus películas, se quejaba de que no hubiera mujeres en los comités de selección de las productoras. Y se escandalizaba de los informes que habían salido de alguno de esos comités a propósito de la protagonista de ‘Pretextos’, su última película para el cine. «Lo que decían no tenía nada que ver con lo que yo había escrito. No habían entendido nada».
Vengo del cine. De ver una película de una directora de 28 años que con su primera película ha convencido al jurado del festival de Málaga, a la crítica, y a los compañeros de profesión. Una película de esas que diríamos ‘intimista’, sin grandes presupuestos ni complicadas tramas, que pone la mirada en las relaciones familiares para describir un mundo de seres bloqueados emocionalmente, incapaces de hablar de sus sentimientos, incapaces de comunicarse con los seres más próximos.
Se llama Mar Coll, desprende al hablar la misma madurez que su opera prima y, por lo que parece, no tiene ninguna prisa por hacer su segunda película –a pesar del éxito conseguido con la primera– ni de estar en la primera fila de la industria. Pero ese primer proyecto, titulado ‘Tres días con la familia’ viene a llenar ese hueco tan necesario de un cine diferente que hable al espectador de cosas cercanas con sinceridad y sin artificios. Vayan a verla.
(Fotograma de ‘Tres días con la familia)