Mar Recha pertenece por derecho propio a una escuela de cine que está dando de los mejores frutos en el cine español más actual. Me refiero a la Escuela de Cine de Barcelona. Son muchos los ejemplos de una cinematografía plural pero con sello propio, y de una gran vitalidad. La Seminci ha mostrado el trabajo de directores como Luis Rosales o Roser Aguilar, y otros se han mostrado en Valladolid fuera del certamen como la premiada obra de Mar Coll ‘Tres días con la familia’.
En los antecedentes de una manera de hacer cine muy personal están nombres que han dado grandes alegrías al cine nacional como José Luis Guerín. La de Recha esta vez no es ni mucho menos una película redonda, pero está en ella una marca de hacer cine que no deja indiferente a nadie y que comenzó a darse a conocer con ‘El cielo sube’, una adaptación de una obra de D’Ors que marcó el camino de su cinematografía. Vendrían después ‘Pau y su hermano’. ‘Las manos vacías’ o ‘Días de agosto’. Caben esperar buenas (mejores) películas de este realizador tan personal.