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Crónica de la Sección Oficial (6)

CULTURA VERSUS NACIONALISMOS

Se puede decir que en esta Seminci los grandes están cumpliendo. Por ejemplo, Paskljevic. ‘Honey moons’ tiene su sello inconfundible, y lo mejor de su cine. El director serbio cree que hay que luchar contra los nacionalismos con cultura y él ha dado el primer paso, dirigiendo la primera coproducción entre Serbia y Albania. Paskaljevic narra la peripecia de dos parejas jóvenes, una serbia y otra albanesa que tienen en común el deseo de abandonar sus respectivos países tras el sueño de la Europa rica. Melina y Nick viajan desde Albania a Italia con el objetivo de empezar una nueva vida juntos, algo que el peso de la tradición impide en su país. Vera y Marko dejan Serbia con Viena como meta, en cuya Orquesta Sinfónica espera integrarse el joven violonchelista. Sus sueños van a detenerse donde se detienen tantos sueños hoy en día, en las fronteras, donde gente que sólo busca una vida mejor se estampa con el muro de un cúmulo de erros de los que no son responsables. Un atentado en Kosovo es la excusa para que incluso cuando se tienen los visados en orden esa Europa de los derechos humanos y el desarrollo económico parezca inalcanzable.

Paskaljevic es un maestro. En ocasiones tiende al exceso o al manierismo, pero precisamente en este filme están mucho más contenidos, como si hubiera llegado a ese punto en el que los artistas se quedan con su propia esencia. Un paso adelante con respecto a ‘Optimistas’ con la que ganó la Espiga de Oro en el 2006. Así, con el fondo musical que hace que su cine sea su cine, y con los actores en los que confía, nos muestra las desavenencias familiares de raíces políticas, el racismo, la intolerancia, la prepotencia… Y lo hace llevándonos de la mano de unas imágenes excelentemente resueltas hacia el nudo en el estómago, la tensión en la espalda, hacia lo que preferiríamos no saber, aunque lo tengamos tan cerca.

Antes había cumplido Soderbergh con ‘The Girlfriend Experience’. Una película muy interesante sobre una joven prostituta de lujo que vive y trabaja en Nueva York. La película, ambientada en la recta final de la campaña de las elecciones presidenciales del 2008, salta de ella a sus clientes, de ella a su pareja, de ella a los amigos de su pareja. Gente que se cruza en la vida, que apenas se toca tangencialmente, que comparte miedos (la crisis económica y la incertidumbre hacia el futuro están muy presentes) y necesidades.

Se agradece ver una película con voluntad de ofrecer algo distinto: en la iluminación, en el la planificación, en la resolución. El director da un salto cualitativo con respecto a sus últimos trabajos. El filme narra la historia fragmentariamente, salta en el tiempo, pasa del primer plano a los escorzos. Hay en ella una voluntad casi periodística. Y con todo ello es además una película hablada. Está resuelta, y es un riesgo añadido, a base de diálogos continuos bien resueltos. El filme tiene algo de documental. Pero de un documental en el que el director hubiera puesto exquisito cuidado en no implicar al espectador. De la misma manera que la cuestión del oficio de la protagonista queda en un segundo plano, lejos del morbo que podría haber utilizado, el autor de la saga Ocean’s no provoca la empatía hacia la protagonista o el resto de los personajes. Es un observador, se pone en el lugar del periodista que intermitentemente entrevista a Chelsea. El producto final es notable.Se diría que da lo mejor que tiene en proyectos de bajo presupuesto y rodaje contra reloj.

La película más floja de la mañana (¿pero no hay otras secciones en el Festival?) fue ‘Cocinando con Stella’, del director indio Dilip Mehta. De nuevo las buenas intenciones estrellándose con la falta de credibilidad. La película tiene pequeños destellos, tiene el asunto gastronómico, que tanto se lleva, como uno de los ingredientes (el guiso tiene muchos pero no hay un sabor predominante), tiene actores meriotorios, en particular Seema Biswas, pero le pierden las trampas.

Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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