De Tiziano a Tàpies caben varias historias del arte. Una de ellas se cuenta estos días en el Museo Esteban Vicente de Segovia y justificaría por sí sola un viaje a esta ciudad que ofrece esstos días el atractivo indudable del Hay Festival. Eso por no hablar de la luz de los otoños segovianos que me llevaría tanto tiempo que me harían llegar tarde a la cita con Arnold Wesker. ‘Aún aprendo’ es el título de una muestra que recoge obras de grandes artistas en los años finales de su vida. Mirando las fechas de los cuadros, se comprueba que la mayoría de ellos están pintados dos años o incluso un año antes del fallecimiento del pintor. Los pintores vivos son minoría en esta muestra. Produce un cierto escalofrío pensar que algunos incluso están terminados meses antes de la desaparición del autor. Es el caso de unas exquisitas flores de Morandi (un artista exquisito hasta el final), de ‘Mujer ante el espejo’, con el mejor gesto expresionista de Barjola, o de un Zóbel, inconfundible. Hay obras que demuestran que sus autores mantuvieron el espíritu rebelde hasta el final, como el divertido ‘Cama y dos mesitas de noche atacando ferozmente a un violonchelo’, que Dalí pintó en 1983 dos años antes de su muerte. Un cuadro lleno de vida y de juego. Por cierto que en la sala donde se expone comparte espacio con Picasso, Kandinsky, Miró y Chagall. Justo encima de esta sala, en el piso superior, el visitante encuentra la sala de los papeles. Y ahí los grabados llevan la firma de Tiziano, Goya o Rembrandt, junto a una acuarela de Cèzanne. ¿Cabe mayor gozo? En la selección están viejos conocidos como Michaux y otros incorporados más recientemente a la agenda como Sarah Grilo, fallecida el mes pasado. La exposición depara emociones desde la primera sala donde reina ‘Karl Johan Strasse II’, pintado por Antonio Saura un año antes de morir y que demuestra que la enfermedad no mermó un ápice la energía que hace que su obra produzca un crujido interior. Una visita detenida a ‘Aún aprendo’ prueba que mantener la curiosidad hasta el último aliento alarga la vida.