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Salieron corriendo

Publicado en EL NORTE DE CASTILLA el 18 de octubre del 2007

Estábamos en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid, uno de esos espacios que por las dimensiones y por la disposición del mobiliario aportan solemnidad a lo que acogen. La tribuna, la mesa presidencial queda distante del público. A uno y otro lado de ella los asientos rojos están llamados a soportar el peso de algún personaje principal en la representación que tenga lugar. En este caso el acto de inauguración del congreso sobre la obra de Miguel Delibes.
Como es habitual en estos casos, en la mesa presidencial tomaron asiento un presidente de comunidad autónoma, el ministro del ramo, un presidente de Diputación, un alcalde y el rector de la Universidad, en este caso, anfitrión del acto. En los escaños principales del lado derecho, consejeros, delegados de Gobierno, y otros representantes institucionales. Incluso a medio acto se incorporó un ‘ex’ (presidente de Comunidad y de otros cargos señalados) que estaba de visita en la ciudad. Cuando llegó, avanzado el acto, no tuvo ninguna duda acerca del lugar que le correspondía en la reunión. En los escaños principales del lado izquierdo, casi vacíos, el que por lógica –si excluimos al verdadero protagonista, Miguel Delibes– parecería el protagonista de la sesión: el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha. Estaba anunciado en el programa como ponente inaugural, nada menos. A su lado, se sentaba quien dio la bienvenida a autoridades y público en general, la directora de la Cátedra Miguel Delibes en Nueva York, Lia Schwartz.
Oímos y escuchamos –las dos cosas—a los políticos decir cosas muy bonitas y entrañables de Delibes. Me hubiera gustado tener unos minutos para comentar con ellos a la salida las cosas maravillosas que les suscitaba la obra del escritor vallisoletano. No sé, hablar de su libro preferido, de cómo eran la primera vez que leyeron una novela de Delibes, de si la habían vuelto a leer y la impresión era diferente… Esas cosas. Pero tengo una amiga periodista que me quitó la idea. Dice que a los políticos los discursos se los escribe gente de su despacho. Que solo van a estas cosas a hacer se la foto y que siempre dicen lo mismo hablen de un escritor, del empresario del año o de las excelencias gastronómicas del lugar. Mi amiga es buena chica pero es de esa gente a la que le encanta fastidiarlo todo… A mí los discursos me estaban gustando.
Una hora y media después del comienzo del acto, ya habían hablado los políticos y le tocaba el turno al protagonista. En esto que la organización anuncia ‘un cambio de mesa’… y se produce la desbandada. Aquellos señores importantes de traje ‘azuloscurocasinegro’ salieron corriendo a sus muchas ocupaciones –quizá otra inauguración y otra foto– y dejaron casi vacía la zona vip del Paraninfo, aunque no vi señales de extrañeza en el público. El director de la Academia es un señor culto y educado que se quedó con un palmo de narices… A ver si mi amiga va a tener razón.

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Sobre el autor

Más que un oficio, el periodismo cultural es una forma de vida. La llevo ejerciendo desde que terminé la carrera. Hace de eso algún tiempo. Me recuerdo leyendo y escribiendo desde que tengo uso de razón. La lectura es mi vocación; la escritura, una necesidad. La Cultura, una forma de estar en el mundo. Dejo poemas a medio escribir en el bolso y en todos los armarios.


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