Ficha técnica
Título: Ostras para Dimitri
Autor: Juan Bas
Editorial: Ediciones B
248 páginas
15 euros
Mi hermano solía escoger los libros por la portada y por arrebatos. Es así como llegó a casa “Alacranes en su tinta”. Leí el libro, me encantó, pero lo que más me arrebató fue la fórmula para hacer “agua de bilbao”, que abría el libro. Pero también nos sorprendió por el personaje principal, Pacho Murga, un juantxu dadaísta, que pensaba que Bilbao era suyo, principalmente en lo que se refiere a los buenos restaurantes y las mejores coctelerías. Posteriormente, descubrimos a ese mismo personaje en “Voracidad”, donde abundaba la gastronomía poco selecta y hasta homo-fila, porque qué mejor que la carne humana para ser gastrónomo, y más cuando se obliga a que se coma uno mismo. En Voracidad, los personajes de las tías de Pacho, de las que heredará el caserío del que hablará Dimitri en esta novela, eran “sabrosas”. Y si en Voracidad, la voracidad de la historia se convertía en protagonista absoluto, Ostras para Dimitri, se calma en el desarrollo de la historia, cuando se acoge a la manera de contar del propio Pacho. Porque se cuenta la novela en primera persona. Los paisajes de la historia básicamente son Las Canarias, Moscú y Navarra. Lo interesante de las novelas de Juan Bas, se concentra en el exceso de la historia: evidentemente, la historia se sale de los límites de lo normal y nos hace adentrarnos en lo más ordinario de lo ordinario y más de lo debido, claro. Hace eclosionar los límites de la política, los límites de lo ordinario, los límites de lo paranormal, los límites del mundo, y, bien golpeados en la coctelera, nos abochorna, nos abrasa, abruma, nos provoca adrenalina, sentimos la zafiedad y la amistad y la traición y hasta la diana en los glúteos, una infinidad de sentimientos eclosionan en nuestros ojos durante la lectura. Y es que la belleza no se encuentra siempre en lo convenido sino en la trasgresión, y más en la transgresión, por cierto. Por eso la novela de Juan Bas, las novelas de Pacho, pueden ser definidas como dadaístas, y nos abruma la belleza de lo que encontramos en la basura, en nuestro trotar por el mundo, en el caserío de Pacho, acciones encontradas como de “ready-mades”. Por ejemplo, la belleza de la acción del niño ruso mordiendo a Pacho la pierna o la infancia de Dimitri y su primo, salvaje y originario leimotiv de la originalidad que posee la historia. Porque nos encontramos ante una historia agradable de leer precisamente por su ímpetu trasgresor, por esa necesidad que tiene Pacho de discurrir a lo largo de la historia para retornar a sus fuentes originales, ese Bilbao; pero también, por ese recorrido gastronómico coctelero que nos proporciona Juan Bas en su novela. He ahí su originalidad, en la trasgresión que nos proporciona sobre la vida, sobre la política, sobre esos elementos sobrantes de una realidad distinta y que encuentra acomodo sólo en una idealidad dibujada por la mente real de Dimitri. Y en ese juantxu dadaísta que de nuevo, se enfrenta con la realidad oculta, la historia que discurre por debajo de la historia, para mostrarnos en nuestra hipocresía efectiva.
JM. Prado – Antúnez