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Xoel Prado - Antúnez

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PUNTO DE FISIÓN DE DAVID TORRES

La lectura de Punto de fusión, la última novela de David Torres, me la proporcionó la lectura de su novela anterior, “Niños de tiza”. Esta novela me llegó porque proponía algo muy elemental, toda nuestra vida depende de la infancia, y fundamentalmente, de la infancia de los demás. Si esta es desgraciada, nos veremos viviendo en una vida de perdedor, y viceversa. Y en “Niños de tiza”, el protagonista tiene la desgracia en un mundo líquido, en una piscina, donde muere su infancia a manos de una mano negra. O de la negrura del alma de un payaso enfermizo. Sea como sea, aquel ambiente de polución de naranja mecánica, atrapaba al lector para traspasarlo de agonías explosivas perpetradas por manos negras equivocadas. Con el regusto de esta novela, que compró mi hijo sin saber porqué, salí a la búsqueda de la última, este Punto de fisión, premio ciudad de Logroño de novela, y editada por Algaida. Creía que me iba a encontrar con personajes que se meten en todos los líos del mundo al encuentro de un trasunto de Dios cuando se ven involucrados en desatar el bien a su alrededor. No sé porqué se me había metido en la cabeza, que esta debía de ser la continuación esencial de Niños de tiza.

Aquella misma mañana había sucedido determinados acontecimientos políticos que me llevaron a escribir algo parecido a esto: “hoy me he levantado con ganas de quemar España por los cuatro costados y luego licuarla”. Hay días en que la intuición puede más que la lógica.

Y este puede ser el arranque para una lectura original y bella de esta novela, remitirla a lo que significa punto de fisión en la física nuclear, ni más ni menos que la temperatura de equilibrio en la que se funde la materia y pasa a ser líquido. En el caso de la novela, es la temperatura de la explosión que tuvo lugar en Chernobil, que da lugar a que Sergei Berkoff escriba una novela que se titula igual que la novela que estamos leyendo, Punto de fisión, donde los personajes son entidades muy sólidas, con relaciones consolidadas, pero que la explosión va a licuar, y van a actuar de maneras tan impropias en ellos, que ni se van a creer lo que son.

Pero para que veamos que el Punto de fisión literario al que asistimos al inicio de la novela, esa novela dentro de la novela, no ocurre sólo en la ficción real, nos atrae el escritor hacia un lugar sin explosiones nucleares por accidente, donde per accidents ocurre lo mismo, un punto de fisión. Los personajes se creen tan imbuidos de propiedades solidificadas que a ellos no les afectará la licuación, y se ven licuados a la menor oportunidad, como por ejemplo, el editor del lenguaje impoluto. Una realidad ficcionada al ritmo de la fisión eléctrica, ese escritor que no para de escribir el mundo tras caerle un rayo, y que descubre las amplias posibilidades del humor para licuar mentes sepultas.  Excepción hecha del comisario de policía, que parece el único personaje histerésico, es decir, el que es capaz de salvar sus propiedades a pesar de encontrarse cercano al punto de fisión, quizá por la indiferencia ante el mundo o por su capacidad para generar sonetos como estrellas.

No queremos olvidar que una parte muy importante de la belleza de la novela se encuentra en su utilización salvaje del humor, muy a la manera de aquellas películas sesenteras corales, con un gran reparto y grandes estrellas, ¿qué tal pussycat? o la propia El guateque. Es decir, que hay también mucha cinefilia (y cinefobia) en esta novela, y es algo a descubrir en cada página.

En definitiva, una novela que se complica en la ficción de las vidas que pintay se recomplica en la realidad de sus tramas imaginadas, pero esta complicación está conseguida desde una sencillez formal envidiable.  Una complicación que merece un atención especial y que obliga, como lectores, ha iniciar la segunda lectura, y la tercera…Es indudable que os llamará la atención su lectura y no os dejará indiferentes

JM. Prado – Antúnez

Degustar la lectura, el teatro y el amor/humor

Sobre el autor

Obscuro como él solo sabe serlo, seductor vespertino y a veces matutino.


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