Ha fallecido Eugenio Trias.
El filósofo del límite, que no de la limitación.
El filósofo que nos acercó al mapa del mundo. El mundo, ese lugar al cual podemos aproximarnos a la idea del mismo porque es pura dynamis, y por ello, jamás pdoremos huir . La dynamis es la emergencia del mundo en su continua reaparición, inagotable, en un proceso de constitución continua. Por eso jamás podemos aferrarnos a una Idea, no da cuenta de la realidad del mundo.
El límite, sin embargo, está ahí. En el límite estamos nosotros. El límite es el hombre mismo, somos nosotros. No podemos sólo quedarnos en la dynamis, es necesario, poder establecer la medición de esa dynamis. La ciencia, por supuesto. Es cierto que no sólo podemos mencionar sino también decir al mundo. Por eso nos debemos acercar al límite, donde el decir y mencionar se reunifican.
El límite es el lugar de la symploke, donde la razón humana que mide la dynamis, se reunifica con la dynamis en su fluir continuo. Donde la razón se une a la sinrazón y a la locura de una manera carnavalesca, donde lo bello y lo siniestro se entrelazan de una manera inseparable.
La dinámica del límite nos explica que es en ese lugar, el límite, donde se manifiesta el fenómeno y aquello que no quiere manifestarse fenoménicamente. Un istmo fronterizo, muy sutil, pero fundacional, porque en el resurge el Sentido.
El sentido, que es la Verdad dialógica, lo que no es único y que exige su búsqueda, o no. Igual que en la película Tiburón, que no es necesario ir a pescarlo pero nos llama, con aquella canción tan tonta, adiós y adíe, mi linda dama española…
Por eso el límite es musical, el lugar del cántico de las sirenas. Así que Eugenio, nos veremos en el límite, para nadar entre las bellas mujeres que exhalan el sentido.