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Xoel Prado - Antúnez

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Alguien tenía que hacerlo, Miguel Costas y Costas Band

0. El panorama musical en España es un desierto, con lo cual se ha convertido transitable únicamente para los camellos, claro. La música que se compone se descompone de manera inmediata entre quien pide un Bis pide un Bal y muere de fatalidad patética a quien sólo sabe pedir gasolina, gasolina. La música actual surge de la puerta de urgencia triunfalmente operada, músia puamente estética para la estática escucha que se produce en ese medio que es una mediocridad, que se llama internet. Una mera cuestión de Psy-mpatía.

Una música operada no es música ni es nada, que es ortopedia para reconstruir y estetizar. O bien ha sido este un tiempo de recopilatorios, que nunca se sabe cuando te va a asaltar desde los anaqueles de los grandes almacenes, lugar donde ahora se vende la música, el último de Queen, con ese Freddy Mercury, que se presenta más a sus fieles que el propio Cristo a sus apósteles en día de pesca. Recopilatorios de vivos y muertos y zoombies de demacradas carnes, que se espesan y se caen al suelo por su graciosa gravedad. El parque Jurásico de la música, que cada año hay un grupo regenerado que se prodiga en un larga duración, que se hace eterno. Uno cae en la cuenta de que cualquier día de estos encuentran cómo duplicar a The Mama’s and the papa’s y lo llaman milagro, sin miramientos.

1.La música en directo no se escucha en directo porque todo el mundo se ecuentra más pediente de las luces y las multipantallas que circudan artísitcamente a los miembros del grupo o al cantante de la moda operativa. ¿Dónde está la música? Uno duda de que allí se toque ni que se cante pero sí que se da el cante cantizano con peelículas, fotos y monsergas. Tengo que decir que los os conciertos más legales a los que asistí fue al de las fiesta patronales lucenses, el último de los ilegales; y a uno de fórmula quinta, en el mismo lugar,  esa plaza novedad lucense, que todos llaman la “Plaza inutil”. Así, claro, uno piensa, ¿cómo demonios vas a interesarte por la música? Y no te queda más remedio que recuperar los vinilos del pasado, y ponerte a escuchar las emocionantes canciones que en el pretérito pluscuamperfecto extrajeron de ti las más dispersionantes emociones.

Y aquellos que se despiden y luego se arrepienten pero se vuelven a despedir y retornan, que de tanto volver, nos revuelven el alma y vomitamos “bonustrack”. ¡Codicioso panorama musical.

2. Y en esta tesitura silicónica-jurásica, alguien tenía que hacerlo, convulsionar este panorama para morir, donde hasta Grace Jones parece Zeta Bonds, y como un ciclón en un mundo realmente desalmado, nos traslade a un mundo de Oz. Un trabajo sucio éste, pero alguien tenía que hacerlo y quién mejor que Costas & Costas Band para llevarlo a cabo. Un barrido borrador basado en el corrosivo ecleticismo de este compositor omphálico que nos acompaña ad eternum y su nueva banda “virguesa” (virguerías viguesas vitales) que nos desviga el oído con sus canciones y nos revigoriza. Como el superratón: música para mineralizarse.  Y antes de salir el disco, ha recorrido alguien tenía que hacerlo la veracidad de los escenarios, el directo que da cercanía cárnica y sudorífica.

La música de Costas & Costas Band, es una música iconoclasta, capaz de derribar la autoridad dispuesta a imponernos la realidad material, la del dinero. Recuerden que Costas se ha mantenido al margen de la oficialidad musical, grabando este disco en su propio estudio. Una música que no está grabada ni dirigida a jerarquías ni sociedades secretas o no, sino del individuo que se sabe a sí mismo contradictorio y se lo cuenta como al oído al individuo que salta y salta y alta, y quizá sea esta la razón de que muchas de sus canciones se hayan convertido en himnos para ir cantando en la ducha cuando el agua surge o fría, fría o caliente, caliente. Himnos que alegran fundamentalmente el alma. Una música espontánea, que nace sin excesiva reflexión y que se lanza directamente contra la afectividad del individuo que la escucha para que se comporte de una manera espontánea. Y música para celebrar y beber, como los dioses celtas, claro.

3. Iconoclasta, antijerárquica, indivudalista, contradictoria, afectiva, y por ello, extrayendo una sonrisa sonriente, impoible, y por ello, aconsejo tanto que escuchéis el disco como que vayáis al directo, a cualquiera de los conciertos, y más, quizá, a los conciertos. Música total, aerolíneca, feliz, y muy Costas y Costas Band. Y de esta manera, os reconfrontaréis psicoanalíticamente de las cirugías mediáticas del triunfo de gala, de los que se van y vuelven y retornan y se regresan, de los que sólo sacan recopilaciones hasta desde la muerte.

 

Degustar la lectura, el teatro y el amor/humor

Sobre el autor

Obscuro como él solo sabe serlo, seductor vespertino y a veces matutino.


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