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La grandeza de la sencillez

El representante de la Embajada de Rusia en España deja en Avilés las claves de un mundo que debe superar conflictos y contradicciones

El pasado jueves esta ciudad tuvo la oportunidad de asistir a una lección magistral sobre la grandeza de la sencillez aplicada a todos los órdenes de la vida, en este caso para tratar de acercarse a un hecho histórico de la dimensión de la Revolución de Octubre de 1917.

Antes habría que poner en valor la sensibilidad y el conocimiento del coordinador del Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, Armando Arias, que tras una labor de meses fue capaz de conseguir el compromiso de la Embajada de Rusia en España para aceptar venir a Avilés –somos los que somos– y enviar al primer secretario de su legación. Se trata de uno de los primeros actos que Rusia organiza en España dentro de las conmemoraciones oficiales que el propio Vladimir Putin encargó en diciembre del año pasado a la Sociedad Rusa de Historia para que un comité organizara los actos del centenario. En ese sentido, Avilés ha sido una ciudad privilegiada, aunque luego la respuesta de nuestros representantes políticos, los de toda la comarca, salvo los cuatro alcaldes, roce el patetismo por su indiferencia y ausencia.

El cuadro de Ilya Glazunov sobre la entrada de Lenin en Moscú en 1917. Foto LVA

Vasily Nioradze, un diplomático de 34 años con una carrera profesional impresionante, expuso el jueves en el Centro de Servicios Universitarios la historia de unos hechos que no solo marcaron el devenir de su propio país, sino la historia misma del mundo a partir de esos inicios del siglo XX. Nioradze protagonizó una conferencia en la que como diplomático no vino a adoctrinar, sino a exponer los datos objetivos de una Revolución –las terribles consecuencias de dieciocho millones de personas muertas– y a contextualizar históricamente el derrocamiento del régimen zarista y la creación de la República Socialista Federativa Soviética. Un acercamiento histórico como forma de análisis en los que valores como la unidad y la solidaridad ciudadana deben ayudar a resolver conflictos y contradicciones.

El joven diplomático ruso llegó en su disertación al momento de explicar la llegada de Lenin al poder y fue entonces cuando sorprendió a todo el auditorio. Sobre la pantalla proyectó un cuadro de Ilya Glazunov y en cinco minutos describió la escena y resumió la historia: Lenin al frente de un grupo que camina sobre un empedrado rojo, el saqueo de un soldado que luce en uno de sus dedos un anillo que lógicamente no podía ser suyo; una iglesia ardiendo y unos cuervos revoloteando. Un ejercicio de síntesis de una historia compleja que cualquier estudioso que se acercara ahora mismo a ella, cien años después, necesitaría años de estudios para su comprensión.

Y una lección espléndida de un diplomático que se acerca a esa historia de una forma sencilla, sin rehuir ninguno de los aspectos dramáticos que conlleva cualquier revolución, sin caer en la tentación de la mera propaganda.

Por eso, cuando finalizó la conferencia de Vasily Nioradze, y más tarde en el transcurso del encuentro que LA VOZ organizó con los alcaldes de la comarca y con representantes de la sociedad avilesina, y tras conversar sobre el amplio abanico de posibilidades de colaboración que se abren en este caso con la Embajada de Rusia, una de las reflexiones más importantes que se hicieron por parte de alguno de los asistentes fue precisamente el valor de la sencillez, la importancia de no perderse en los vericuetos de una acción política que en nuestro caso, en España, en Asturias, en Avilés, nos lleva en muchas ocasiones a pérdidas de tiempo y a desgastes de energía innecesarios. Una gran lección.

Turismo de Avilés

Un año más se ha vuelto a hablar de la Semana Santa y de turismo en todo el país, y lógicamente en Asturias, en donde la visión general fue optimista en cuanto a número de visitantes por todos los rincones del país y en cuanto a una mayor alegría en el gasto, lo que sin duda es indicativo de que la situación general de la ciudadanía mejora algo, aunque sin caer en los triunfalismos oficiales de esa recuperación que llega al Ibex, pero no a la mayoría de las familias.

En el Principado, también una vez más, se han hecho los análisis pertinentes sobre los índices de ocupación hotelera. En este caso ha sido la Mesa de Turismo de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) la que se ha encargado de exponer que, por ejemplo, Gijón fue la única población que colgó el cartel de completo el día de Jueves Santo, que Oviedo alcanzó el 92 por ciento el viernes, que ese mismo día en el Occidente la ocupación fue del 89% y en el Oriente del 96. Y finalmente que la tasa de ocupación fue del 55 por ciento en la región.

¿Y Avilés? ¿Y los datos de ocupación hotelera de Avilés? ¿Y los de consultas en la Oficina de Turismo? ¿Cómo se puede hacer un balance del turismo en la Semana Santa de Asturias si no se ofrecen los datos de la tercera ciudad de esta región y en la que porcentualmente más ha crecido el turismo en los últimos años, con una oferta hotelera que cuenta, entre otras muchas cosas, con un hotel de cinco estrellas, vieja aspiración a la que otros no acaban de llegar?

No echemos la culpa a la FADE exclusivamente, aunque si quiere ser la organización representativa de todo el empresariado asturiano ya le advertimos que tiene algunos aspectos relevantes que corregir. La culpa es de Avilés, de su comarca, de su Mancomunidad de Turismo, que a veces da la sensación de que sólo sabe mirarse en ese espejo que está a punto de enmohecer por obsoleto y por repetitivo, porque no hay una sola imagen renovada que nos permita albergar demasiadas esperanzas de lo que debería ser una actualización permanente.

Avilés vivió una Semana Santa espectacular, sus hoteles llenaron Jueves y Viernes Santo, las calles reventaron cada día, las procesiones religiosas –y allá cada cual con sus creencias– volvieron a ser un espectáculo, el Domingo de Pascua hubo fiesta, pregón, bollo, carrozas, música, el Lunes de Pascua se entró en el Libro Guinnes de los Récords con una Comida en la Calle que ya es exportable a nivel mundial –y quiere la casualidad que la actual alcaldesa fue su «inventora–, y ayer mismo se paseaban por las mismas calles de esta ciudad que sorprende a muchos propios y a todos los extraños nada menos que mil participantes en una prueba de duatlón.

¿A qué espera la Mancomunidad, Avilés, su comarca, a exigir que la FADE, el Principado, Turismo o a quien le competa el trabajo que no puede haber ni una sola estadística sobre el turismo en Asturias que no tenga en cuenta los datos de Avilés?

Y dos apuntes para reflexiones futuras. Arte Sonoro es un festival lo suficientemente consolidado como para no someterle a un marcaje cada vez más rácano por parte de Cultura. Y dos: IU no puede repetir el esperpento de su discurso guadianesco sobre el agua en Avilés si quiere que su labor se tome en serio.

 

Publicado en La Voz de Avilés el día 23 de abril de 2017

 

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