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Alfonso Balmori Martínez

Campo a través

Avispones y abejas

Artículo publicado en el Norte de Castilla el día 4 de abril de 2016

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturalezas define  a las especies invasoras como los animales, plantas u otros organismos introducidos por el hombre fuera de su área de distribución natural, donde se establecen y se dispersan provocando un impacto negativo en los ecosistemas y en las especies locales. Sus efectos son insidiosos, suelen ser irreversibles y causan graves problemas, tanto ecológicos como económicos y sanitarios.

La introducción de especies fuera de su área de distribución representa la segunda causa de pérdida de biodiversidad (después de la destrucción de los hábitats), por sustitución de la fauna y flora nativas a través de la competición, depredación o parasitismo y puede llegar a modificar la dinámica de funcionamiento de los ecosistemas.

La avispa o avispón asiático (Vespa velutina) es un himenóptero invasor que fue detectado por primera vez en Francia en 2004, introducido de forma accidental desde China, posiblemente a través del comercio internacional de plantas ornamentales y hortofrutícolas.  Su rápida expansión representa la primera invasión exitosa de un véspido exótico en Europa.

Los primeros avistamientos en la Península Ibérica tuvieron lugar el año 2010 en Navarra y Guipúzcoa, seguidos cronológicamente por la detección en el norte de Portugal en 2011; Lugo, Vizcaya, Álava y el norte de Cataluña en 2012; Pontevedra en 2013; Cantabria, Asturias y la Rioja en 2014.

En Castilla y León las citas más tempranas tuvieron lugar en 2011 en el Valle de Mena (Burgos) y desde entonces se ha extendido por todo el área burgalesa cercana a las Comunidades de Cantabria, país Vasco y La Rioja. Pese a haberse difundido noticias poco contrastadas al respecto, hasta el momento no existe presencia constatada en otras provincias castellanas.

Este insecto invasor se ha hecho rápidamente popular por el gran tamaño de sus nidos y especialmente por su tendencia a alimentarse de las abejas en la cercanía de las colmenas. Se trata de un predador generalista que consume abejas, avispas, dípteros y una amplia variedad de insectos y arácnidos. A diferencia de lo que ocurre con otras especies invasoras, con bajo impacto sobre las actividades socioeconómicas pese a su grave afección a la biodiversidad, la llegada de esta avispa trae consigo una alarma generalizada procedente del sector apícola, que es el que padece sus efectos más directamente.

Las abejas representan más del 70% de sus presas en áreas urbanizadas (con una limitada diversidad de entomofauna), mientras que en el campo, donde Vespa velutina tiene a su alcance otras muchas especies presa disponibles, el aprovechamiento de las abejas como presa desciende aproximadamente hasta un 30% de su dieta, lo que constituye otro ejemplo más de la importancia de conservar la biodiversidad, como eficaz amortiguador de los perniciosos efectos de las especies invasoras sobre los ecosistemas y sobre las actividades socioeconómicas.

Aunque a priori desconocemos su capacidad adaptativa en los países mediterráneos, la expansión de la avispa asiática incluye fundamentalmente la cornisa cantábrica y provincias limítrofes. Su constreñimiento climático respecto a los óptimos de precipitación y temperatura parece predecir un bajo riesgo de ocupación de buena parte de la Península.

En las áreas en las que Vespa velutina está presente, la captura con trampas de las fundadoras en primavera no es lo suficientemente eficaz para reducir significativamente sus niveles poblacionales, ya que su capacidad de reproducción y de dispersión son demasiado importantes para evitar una recolonización del medio al año siguiente: su erradicación ya no es posible y debe trabajarse en la reducción del impacto sobre las abejas.

Es importante evitar la alarma social, para prevenir que especies autóctonas difícilmente identificables por aficionados, como el avispón europeo (Vespa crabro), sean confundidas con ella y perseguidas, destruyendo sus nidos. La catástrofe anunciada por algunos medios alarmistas, en caso de producirse la (muy improbable) desaparición de las abejas como polinizadoras de frutales y cultivos, no es del todo correcta, ya que existen otras muchas especies de polinizadores en el campo. La península ibérica mantiene más de 2000 especies silvestres, discretas y desconocidas, que actúan como polinizadores (miembros de los grupos: himenópteros, dípteros, lepidópteros y coleópteros), a los que resulta crucial conservar manteniendo la buena salud de los ecosistemas.

El problema provocado por las especies invasoras no se atajará mientras no se adopten medidas mucho más estrictas de control del transporte internacional y del comercio y venta de especies foráneas. La generalización del uso de las tortugas como mascotas condujo a la comercialización de diversas especies, entre ellas el galápago de Florida (Trachemys scripta) que, tras la liberación realizada por particulares y su posterior colonización de humedales y ríos, está considerada actualmente como uno de las cien especies invasoras más dañinas en el mundo.

Otro ejemplo es el del visón americano, que ha invadido buena parte de Europa tras la proliferación de poblaciones en estado silvestre, principalmente a partir de los sabotajes realizados en las granjas peleteras por parte de grupos autodenominados de “liberación animal”. En los últimos años se ha evidenciado la imposibilidad de su erradicación y los graves efectos que ocasiona sobre el amenazado desmán (recientemente redescubierto en el Sistema Central), los musgaños, la rata topera y sobre su hermano gemelo, el visón europeo. El problema se ha generalizado hasta el punto de que una de cada tres especies de peces presentes en los ríos de Castilla y León son exóticos.

Temas

Este blog versa especialmente sobre la conservación de la naturaleza.

Sobre el autor

Soy biólogo y me gusta escribir. Pertenezco al pequeño grupo de ingenuos que todavía piensa que el estado de las cosas puede cambiar mediante la transmisión del conocimiento, la educación y la cultura. He publicado artículos en El Norte de Castilla desde el siglo pasado, siendo colaborador asiduo del periódico entre 2005 y 2010.