Artículo publicado en el Norte de Castilla el 17 de mayo de 2018
En los últimos tiempos los métodos de curación con terapias no convencionales están siendo sometidos a juicio sumarísimo de forma reincidente por parte de algunas personas e incluso de asociaciones profesionales; y quizás la que se lleva la palma de las críticas sea la homeopatía, de la que se ha llegado a decir que se trata de “prácticas pseudocientíficas”, advirtiendo además de que la comunidad científica cuestiona cada vez más los métodos que no tienen evidencia científica ni indicación terapéutica reconocida.
Llama la atención por otra parte que en un país vecino tan avanzado y puntero como Francia, existan miles de profesionales recetando sustancias homeopáticas y que estas funcionen. Un estudio publicado en 2015 en la revista “Family Practice” (factor de impacto: 1,8) explica que más de 120.000 profesionales de la salud franceses (el 43.5%) recetaron al menos un medicamento o preparación homeopática durante un periodo de un año, sobre todo en las especialidades de medicina general, dermatología y pediatría. La homeopatía representó el 5% del total de medicamentos recetados.
Según una encuesta realizada por Ipsos en ese mismo país tres años antes, la homeopatía está creciendo y ganando credibilidad. El 56% de los franceses usa medicamentos homeopáticos, siendo su eficacia y su seguridad las características más apreciadas por los usuarios. La medicina homeopática se identifica como una medicina que respeta el organismo (48% de los encuestados). Los resultados de la encuesta muestran que la valoración obtenida en su efectividad es cercana a la atribuida a los medicamentes convencionales, lo que supone una signo inequívoco de la credibilidad adquirida. Por otra parte el uso de medicamentos homeopáticos va en aumento y experimentó una subida de 17 puntos en 2012 frente a los datos de una encuesta similar realizada en 2004. Esto significa una media de subida de más de dos puntos por año. El 36% de los franceses son usuarios habituales de medicamentos homeopáticos (15 puntos más que en 2004). Por último al 83% de los franceses les gustaría que los profesionales de la salud les ofrecieran medicamentos homeopáticos con mayor frecuencia y el 94% de los encuestados enfatiza la necesidad de integrar la homeopatía en la formación de dichos profesionales.
Por mi parte no he tenido ningún contacto con la homeopatía, al margen de la experiencia de un joven pariente con uveítis que finalmente se curó, desconozco si por el efecto placebo, como proclaman los de la línea más escéptica, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que se libró de dos años tomando corticoides, recetados por prescripción médica por una clínica de elevado prestigio, y de paso de sus terribles efectos secundarios. Y el caso de una persona mayor que se ha librado de una operación de rodilla a base de inyecciones cada tres meses de sustancias homeopáticas en la zona dañada.
El argumento de que los medicamentes homeopáticos son como el agua diluida y de que la homeopatía no tienen ningún fundamento científico se desmonta fácilmente. Si este fuera el caso resulta muy sorprendente que Elsevier, una de las editoriales de revistas científicas más prestigiosas del mundo, publique la revista “Homeopathy” dirigida por la Facultad de Homeopatía de Londres, que además está incluida en el ISI (Institute for Scientific Information) con un factor de impacto de 1,16, nivel que por cierto alcanzan muy pocas revistas de medicina españolas.
En fin, que no es difícil darle la vuelta a los argumentos esgrimidos por algunos que pretenden abanderar la ciencia. Me gustaría no pensar que pueda tratarse de un problema de conflictos de interés espurios entre grandes firmas farmacéuticas (posibles luchas de grandes farmacéuticas promedicamentos convencionales contra empresas farmacéuticas alternativas más modestas y en auge, como las que producen medicamentes homeopáticos).
Por otra parte conozco personalmente a un médico acupuntor cuya consulta está siempre llena: la gente no se chupa el dedo, y acude a lo que funciona. No hacen falta paternalismos innecesarios y tampoco es posible poner puertas al campo.
Eliminar las terapias alternativas y defender que la medicina convencional es la única válida y rigurosa es sectario y refleja un corporativismo trasnochado y mal entendido (existen millones de profesionales de la salud que compatibilizan tratamientos convencionales y alternativos). Se trata de sumar y no de restar y de que los distintos acercamientos serios al problema sanitario sean bienvenidos, y eso los franceses, que en bastantes cuestiones son más avanzados que nosotros, lo saben bien.