Tras la excelente noticia de la próxima liberación de linces en el Cerrato, parece oportuno narrar las peripecias de otro lince, que pasó hace casi diez años por allí y fue capaz de cruzar toda la Comunidad, descansando junto a grandes núcleos de población, como Burgos o Valladolid, sorteando importantes riesgos, generalmente vinculados a la transformación humana del territorio.
Kentaro, el protagonista de esta historia real, nació en marzo de 2013 en el centro de cría en cautividad de Silves (Portugal), formaba parte del proyecto Life+10 NAT para la Recuperación Histórica del Lince Ibérico en España y Portugal (Iberlince), y fue liberado con un emisor GPS-GSM en Mazarambroz (Montes de Toledo), a finales de noviembre de 2014. Desde allí, viajó por la Comunidad de Madrid hasta febrero de 2015, para pasar a Cuenca. En marzo se movió por la provincia de Zaragoza y desde allí viajó a La Rioja, donde campeó especialmente por el suroeste, con algunas incursiones en Soria. En La Sierra de la Demanda llegó hasta las proximidades del Pico de San Lorenzo subiendo a casi 2000 metros de altitud.
A principios de junio entró en la provincia de Burgos, encontrándose el 7 de junio a 400 metros del núcleo de Pineda de la Sierra, atravesó la carretera BU 820 moviéndose hacia el NO y El 12 de junio se acerca hasta las inmediaciones de un pequeño polígono industrial situado apenas a 5 Km. al sur de la ciudad de Burgos. Al parecer intenta cruzar la A1 sin éxito, permaneciendo en esa zona durante dos o tres días, pero entonces decide volver sobre sus pasos de nuevo hacia el este, pasando cuatro o cinco días en una pequeña serrezuela a 1,5 Km. de Palazuelo de la Sierra. La noche del 21 al 22 de junio recorre 10 Km en dirección oeste y descansa al día siguiente a un Km. de una gravera situada en las inmediaciones de Cubillo del Campo. Se desplaza esa noche 5 Km. hacia el sur, para pasar el día en el monte de Cuevas de san Clemente. La noche siguiente retoma el rumbo oeste, recorriendo 17 Km. prácticamente en línea recta y atraviesa finalmente la autovía A1 la noche del 24 de junio, aprovechando el paso inferior de un camino. Se refugia al día siguiente en un pequeño monte muy fragmentado a menos de dos Km. del municipio de Santa Cecilia, dirigiéndose después hacia el Cerrato palentino.
Las jornadas posteriores se mueve por Tabanera de Cerrato, Baltanás, Valdecañas y Baños de Cerrato, recorriendo unos de 10 Km. por noche, siempre en dirección oeste, y descansando durante las horas de luz. El 5 de julio lo hace en una ladera arbolada, a un Km. de Tariego de Cerrato. La noche siguiente recorre otros cinco Km., hasta llegar al río Pisuerga, haciendo escala a poco más de 1 Km. de Dueñas. Tras toparse en un primer intento con el pueblo y con cuatro barreras paralelas casi infranqueables (el propio río Pisuerga, la vía férrea, los dos carriles de la autovía y el Canal de Castilla), decide poner rumbo hacia el sur. El día 9 de julio lo pasa en la margen izquierda del río, pero esa noche lo cruza pasando por las inmediaciones del polígono industrial de Dueñas. El Pisuerga no parece una barrera infranqueable y de hecho lo cruza varias veces durante las noches siguientes, en un posible intento de seguir hacia el oeste, pero encontrándose una y otra vez con las barreras mencionadas, que parecen suponer un importante obstáculo para sus movimientos. Cruza la VA 30 probablemente aprovechando un túnel que pasa por debajo. El sol está próximo a salir y en una zona tan humanizada es casi imposible esconderse durante el día. Continúa paralelo a la autovía A62 en dirección SO sin conseguir cruzarla, y seis días después llega a las inmediaciones del barrio de La Overuela, en Valladolid. La noche del 16 de julio, finalmente cruza la autovía, no sabemos si utilizando un paso inferior o uno superior, como ya hicieran los lobos estudiados por el equipo de Juan Carlos Blanco.
Las horas de luz del día siguiente las pasa en un pequeño bosquete de ladera, a medio Km. al norte de la urbanización “El Berrocal”. Ya sin barreras reseñables, retoma su dirección oeste y ahí se encuentra con la carretera A60, Valladolid-León, pero la atraviesa sin problemas probablemente aprovechando un paso inferior a 1,5 Km. de Villanubla, recorriendo esa misma noche aproximadamente 7 Km en dirección oeste. Durante varios días continúa rumbo oeste, descansando durante el día en pequeños bosquetes de las laderas, transitando muy cerca de las localidades de Wamba, Barruelo del Valle y San Cebrián de Mazote, llegando por el monte de Urueña hasta la Autovía A6. La atraviesa por la noche del 19 de julio, de nuevo supuestamente por un paso superior, entrando en la provincia de Zamora por el sur de Villardefrades.
Haciendo desplazamientos de unos 15 Km por noche, siempre en dirección oeste, pasa entre Pajares y Manganeses de la Lampreana el día 22. Le queda todavía la barrera de la A66, que al parecer atraviesa por un paso superior, pasando el día siguiente junto a las ruinas del castillo e iglesia de Castrotorafe, en la margen derecha del Duero. La noche del 24 de julio cruza el río, pasando por las inmediaciones de Perilla de Castro, y en las jornadas siguientes atraviesa la comarca de Tábara por el sur. El 27 de julio descansa junto a Gallegos del Río y el día 1 de agosto se encuentra ya en Alcañices, cerca de la frontera con Portugal. Entra en el país vecino por Vilarino tras la Sierra, atravesando la frontera la noche del 3 de agosto.
Al llegar a Portugal parece que su tendencia a seguir el rumbo oeste cambia, y se dirige hacia el norte, moviéndose durante varias semanas por el noreste de Portugal. La segunda parte de su viaje, que quizás contemos con más detalle en otra ocasión, parece más tranquila, ya que no se trata de zonas abiertas de la llanura castellana sino áreas arboladas mucho menos humanizadas. De esa forma regresa a España, visitando Sanabria, la sierra de la Culebra, La Cabrera y el suroeste de la provincia de León. A finales de enero de 2016 se agota la batería del radiotransmisor y se le pierde la pista cerca del Barco de Valdeorras.
El mes de octubre de ese mismo año recibimos la triste noticia de su muerte por atropello en una autovía a la altura de Maia, localidad situada al norte de Oporto. Así que finalmente, Kentaro volvió a Portugal, el país que le vio nacer.
Sirva esta narración para ilustrar el efecto barrera de las infraestructuras humanas, al que muchos animales silvestres se enfrentan de manera cotidiana, y la gran importancia de su permeabilización.