Acabo de hablar con una amiga del alma que es justo hoy once de Marzo su cumpleaños.
Algún año la llamé el día equivocado, porque nunca recordaba bien la fecha.
A partir de la tragedia que a todos nos conmovió y revolvió nuestras tripas, ahora ya recuerdo su día especial, ese en el que recordamos que somos un año mayores pero nos recuerda que estamos vivos, ahí es nada, nunca jamás lo ha vuelto a celebrar, ella es así, y por eso es especial, no quiere asociar tanto dolor con una celebración por su día de cumpleaños.
Hoy me había hecho el firme propósito de no hablar del 11-M, pero me ha sido imposible.
De alguna manera parece que me siento un poco más solidaria con los que recuerdan y recordarán a los que nunca volvieron cuando les esperaban a comer, a cenar, oír la llave en la puerta sabiendo que está/están ahí como cada día, hasta que ya no llegaron. Era un día cualquiera en cada casa de cada víctima…
Y era un día cualquiera para todos nosotros, yendo a trabajar, quedándonos en casa a lo nuestro, llevando los niños al colegio, haciendo la compra, acudiendo al médico, tomando un café, etc.
Y esos etcéteras se apagaron para ciento y muchas personas y detrás de cada una, la historia que la vida les había escrito justo hasta ese momento.
Historia que los suyos seguirán escribiendo con sus recuerdos.
Saludos blogueros.